El penúltimo día del viaje lo reservamos integramente para la capital polaca. El planning era realizar la ruta real, la ciudad vieja, la ciudad nueva y el barrio de Praga, por supuesto todo andando jejeje. Nos levantamos y bajamos a desayunar al buffet del enorme hotel Novotel, bueno el buffet, la verdad, era como el de cualquier otro hotel, pero por supuesto yo hice mi desayuno de campeón jejeje para coger fuerzas de cara a la caminata que nos esperaba.
Y comenzamos por la
Ruta Real, es increible lo que se acortan las distancias cuando ya conoces una ciudad más o menos jejeje. Qué decir de la ruta real de Varsovia, una calle (ahora mismo no recuerdo el nombre) en la que se suceden palacios, edificios históricos e iglesias por igual. Lo más destacado, quizá la estatua dedicada a Copérnico, la Universidad (para la que tuvimos que dar una vuelta interesante cuando la teníamos al lado) y la Iglesia de Santa Ana lo más destacado de la ruta, puesto que el resto de palacios y edificios, no deja de ser eso, una sucesión de edificaciones todas igualas, con cierto aire clásico y parecido con Viena, por poner un ejemplo.
La Ruta real terminaba en la plaza mayor, en el Castillo Real de Varsovia, que ya habíamos visitado y hay comenzaba la ruta por la
Ciudad Vieja. La catedral de San Juan, con la
huella de un tanque (que a mi me gustó mucho) de la Segunda Guerra Mundial, la plaza del mercado, dónde se encuentra la sirenita (nada que ver con la de Copenhague) y la Barbacana, es lo más destacado de esta ruta, que, para mi gusto, tiene mucho más encanto que la ruta real.
La Barbacana marca la separación entre la Ciudad Vieja y
la Ciudad Nueva, es una especie de fortificación en cuyos alrededores se desarrolla la antigua muralla que servía de defensa para los polacos, aunque no entramos a la fortificación medieval. En la Ciudad Nueva, hay menos cosas que ver, pero algunas curiosas como el Museo de Marie Curie, la casa más pequeña del mundo (ver foto), y sobre todo, el
monumento a los Héroes del Levantamiento, una estatua de grandes dimensiones, bastante bien detallada.
Después sería la hora de comer, nos faltaba probar un restaurante español, y vimos uno en la plaza del castillo en el que ofrecían tostas...y bueno salvo el palo que nos dieron por el agua (y que el hombre muy español no era, más bien del otro lado del charco), fue un restaurante aceptable. Y después pusimos rumbo al último trayecto del día, el
Barrio de Praga. Situado al otro lado del río vistula, hay que cruzar un puente sobre el rio, que proporciona unas maravillosas vistas, para llegar al Barrio de Praga, que tiene como lo más destacado, la iglesia ortodoxa de Santa María Magdalena, la fábrica de Vodka, y un Bazar un poco escondido que lleva más de 100 años abiertos...y que, no nos engañemos, con el día que hacía, y la poca gente que había, daba sensación de inseguirdad jajaja.
Después llegó mi momento, y como nos pillaba casi de camino para volver, pues había que aprovechar y convencí a Vero y Car, para ir a ver el nuevo
estadio de Varsovia, sede de la Eurocopa de este año. Un estadio muy bonito y moderno, sobre todo precioso por la noche (desde la habitación del hotel se veía perfectamente iluminado) y con amplios accesos. Un buen estadio jejeje.
Y después pues unos 35-40 min de vuelta caminando hacía el hotel, Vero y yo tras una ducha rápida, aprovechamos para ir a buscar a la
sirenita original, pero las obras del metro, parecen que la mantienen hibernando, asi que nos dimos un buen paseo para nada jejeje. Cena, y a dormir, que había sido un día bastante duro!.
El siguiente día sería el último, y veríamos el Palacio de la cultura, pero eso ya, para el último capítulo.