Qué decir de este 2015...difícil hacer tantas cosas, cumplir tantas ilusiones que tenía de siempre o que me fueron saliendo sobre la marcha...incluso desdecirme de cosas que aseguré por activa y por pasiva que jamás haría. En febrero hice mi primera maratón, cosa que siempre dije que no haría, pero que formaba parte del entrenamiento de cara al reto del año, de mi vida diría, que era el Ironman de octubre. Y oye, mal no fue la maratón...me marqué 4 horas de objetivo e hice 4:02...además pasamos un gran finde en Sevilla, ciudad que desconocía y cuya Plaza de España me enamoró.
La primavera fue turno de los viajes. El primero a Londres, ciudad en la que había estado un par de veces, y que no había conseguido engancharme. Esta vez llevé a Vero para que viera un concierto sinfónico del Doctor Who y por fin la ciudad consiguió gustarme. Y lo del concierto fue toda una experiencia. Nunca habíamos estado en algo similar y merece la pena. El British, Hyde Park, la Catedral de St Paul, Westminster...todo Londres merece la pena (aunque siga sin parecerme una ciudad excesivamente bonita).
Y como últimamente cuando viajamos lo hacemos en cortos periodos de tiempo, en esta ocasión seguimos con la "tradición" y 15 días después sería el turno de volver a Berlín, en la que ya habíamos estado meses atrás. La causa no era otra que la final de la Champions. Estuve muy cerca de poder asistir a un evento histórico como hubiera sido una final Madrid - Barça, pero Morata (cosas del destino) se encargo de llevar a mi segundo equipo a la final. Siempre quise ver una final de Champions y la ilusión por verla pudo más que el deseo de revender la entrada y sacarme un buen pastón en vez de ver ganar (como era casi seguro) al Barcelona...
Y desde luego que no nos defraudó...un ambiente excepcional, tan solo enturbiado por la panda de gilipollas (bueno prácticamente el 90% de ellos) de independentistas catalanes que se dedicaron más a reivindicaciones políticas que en disfrutar de la victoria de su equipo. Encima nos tocó sentarnos con ellos :(. Fue lo único malo del viaje exprés a Berlín, puesto que fuimos el sábado por la mañana y el domingo a mediodía ya estábamos en Madrid.
Después, ya en verano, llegarían mi bici nueva (por fín una bici de carretera en condiciones para mí) y el nacimiento de Sergio, el sobrino de Vero, que es para comérselo!.
Pero sobre todo fue el año de dos cosas, una que la veréis anunciada en breve en Facebook (el día 2 de enero para más señas) y, por supuesto, el año del Ironman... En 2010 no hacía ni un largo en la piscina, jamás había dado una brazada en el mar, siempre dije que no haría ni una maratón ni un Ironman...pero mi capacidad de superación no entiende de normas. Hacer el Ironman ha supuesto superar todo tipo de traumas y muros en mi vida. He nadado 4 km en mar...he afrontado una crisis de pánico al encontrarme con un montón de medusas gigantes, he sufrido 180 km de bici con un gemelo subido, y 42 km corriendo, aunque curiosamente fue en el tramo que menos me dolió. Pero sobre todo lo disfruté, porque sabía que había gente apoyándome, que me estaban esperando en la meta. Me gusta hacer deporte y un Ironman no es otra cosa que estar todo un día haciendo deporte :). Eso sí, hay que entrenarlo mucho, y es casi lo más duro...las horas y horas (en solitario además) que tuve que dedicar a ello. En 2017, si no hay contratiempos, volveremos a la carga con el km0 de Madrid...nada como hacer uno en casa.
En definitiva, y como anticipé en el post de final del año pasado, el 2015 fue un gran año y espero que el 2016 lo supere :)
Y como últimamente cuando viajamos lo hacemos en cortos periodos de tiempo, en esta ocasión seguimos con la "tradición" y 15 días después sería el turno de volver a Berlín, en la que ya habíamos estado meses atrás. La causa no era otra que la final de la Champions. Estuve muy cerca de poder asistir a un evento histórico como hubiera sido una final Madrid - Barça, pero Morata (cosas del destino) se encargo de llevar a mi segundo equipo a la final. Siempre quise ver una final de Champions y la ilusión por verla pudo más que el deseo de revender la entrada y sacarme un buen pastón en vez de ver ganar (como era casi seguro) al Barcelona...
Y desde luego que no nos defraudó...un ambiente excepcional, tan solo enturbiado por la panda de gilipollas (bueno prácticamente el 90% de ellos) de independentistas catalanes que se dedicaron más a reivindicaciones políticas que en disfrutar de la victoria de su equipo. Encima nos tocó sentarnos con ellos :(. Fue lo único malo del viaje exprés a Berlín, puesto que fuimos el sábado por la mañana y el domingo a mediodía ya estábamos en Madrid.
Después, ya en verano, llegarían mi bici nueva (por fín una bici de carretera en condiciones para mí) y el nacimiento de Sergio, el sobrino de Vero, que es para comérselo!.
Pero sobre todo fue el año de dos cosas, una que la veréis anunciada en breve en Facebook (el día 2 de enero para más señas) y, por supuesto, el año del Ironman... En 2010 no hacía ni un largo en la piscina, jamás había dado una brazada en el mar, siempre dije que no haría ni una maratón ni un Ironman...pero mi capacidad de superación no entiende de normas. Hacer el Ironman ha supuesto superar todo tipo de traumas y muros en mi vida. He nadado 4 km en mar...he afrontado una crisis de pánico al encontrarme con un montón de medusas gigantes, he sufrido 180 km de bici con un gemelo subido, y 42 km corriendo, aunque curiosamente fue en el tramo que menos me dolió. Pero sobre todo lo disfruté, porque sabía que había gente apoyándome, que me estaban esperando en la meta. Me gusta hacer deporte y un Ironman no es otra cosa que estar todo un día haciendo deporte :). Eso sí, hay que entrenarlo mucho, y es casi lo más duro...las horas y horas (en solitario además) que tuve que dedicar a ello. En 2017, si no hay contratiempos, volveremos a la carga con el km0 de Madrid...nada como hacer uno en casa.
En definitiva, y como anticipé en el post de final del año pasado, el 2015 fue un gran año y espero que el 2016 lo supere :)