lunes, 13 de noviembre de 2017

Diario de un viaje a Rumanía: día 9: Curtea de Argés (la historia de Manole) - Bucarest


El viaje iba tocando a su fin y el martes iniciábamos el camino de vuelta a Bucarest donde pasaríamos el último día y medio (necesitaba hacer 2 noches para una promo de Novotel y tal jejeje).

Nos levantamos, bajamos a desayunar y madre mía qué desayuno!, la dueña, Mica, nos preparó un desayuno casero que no tenía nada que envidiar a los buffets de los hoteles. Fuimos a ver el Monasterio de Curtea y la verdad que fue un poco decepcionante, aunque había muchísimo movimiento de personas y no de turistas precisamente.

El Monasterio de Curtea. Es bastante bonito, pero ya habíamos visto muchos similares jajaja

Lo más interesante del Monasterio es su historia, bueno mejor dicho, la historia de su construcción y de su constructor Manole. En resumen:

El Rey Basarab I encargó la construcción del Monasterio a Manole, por una u otra razón, el Monasterio siempre se venía abajo; preguntaron a un oráculo y les dijo que debían sacrificar el alma de la primera persona humana que se acercara a la obra...

La desgracia se cebó con el arquitecto y la primera persona fue su esposa embarazada que fue a darle una sorpresa...no tuvo otra opción que sacrificarla. Acabó el Monasterio y este se mantuvo en pie y hermoso como se muestra hoy. Pero ahí no acabó la desdicha de Manole. El Rey, para evitar que Manole y sus obreros realizaran otra obra de similar belleza, les encerró en una de las torres del Monasterio. Manole intentó escapar creándose unas alas...no llegó muy lejos y el recorrido desde la torre hasta el lugar en el que cayó queda conmemorado por una fuente dedicada a él.

Una de las historias más bonitas y tristes que aprendimos en el viaje.

La fuente de Manole
Iniciamos la vuelta a Bucarest en un recorrido que no tenía nada que ver con el del día anterior, puesto que a los 40 minutos ya cogimos la autovía hasta Bucarest. Eso sí...el día había mejorado considerablemente respecto al lunes.

Llegamo a Bucarest y tras comer en el KFC y una siesta, nos acercamos a la Corte Vieja, que era una de las pocas cosas que nos quedaban por ver. Probablemente sea la parte más bonita de Bucarest, aunque es una zona bastante pequeña.

La Corte Vieja


Cómo no, Vlad Tepes

Más tarde fuimos a ver el Bulervar Unirii y sus fuentes y entramos al centro comercial para luego ir al Carrefour a comprarnos algo ligero de cenar (unas latas de atún y maíz) porque ya estábamos saturados de comer y cenar fuera. Lo más destacado fue ver la camiseta original del Madrid, la primera, en la tienda de Adidas por....53 euros...porque quiero la tercera, pero estuve muy tentado jejeje.

El Bulevar Unirii, con el Parlamento al fondo

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