jueves, 16 de noviembre de 2017

Diario de un viaje a Rumanía: conclusiones

Fue un gran viaje. Rumanía es un país por descubrir (solo hemos visto Transilvania y quedan la zona de Maramures y Bucovina y la de Constanza, por lo menos). La gente decía que era muy bonito....bueno es bonito, sí, pero en lo que a paisajes se refiere no es más bonita que cualquier zona del norte de España, o al menos esa es mi opinión.

Es un país que está abriéndose al turismo poco a poco, pero que creo que todavía no está preparado (afortunadamente, por otra parte) para recibir a las masas de turistas que se supone irán en los próximos años, puesto que es un destino al alza.

Es muyyyy barato (para nosotros claro). El guía nos dijo que andaban pensando en entrar en el euro, y yo les dije que era lo peor que podían hacer ya que los precios iban a subir muchísimo y tienen poca calidad de vida. También nos dijo que Bucarest había mejorado mucho en los últimos años y es verdad, porque dista mucho de ser lo que puedes llegar a pensar en un principio. Apenas hay perros y tampoco se ve mucha mendicidad.

Los conductores tampoco son tan kamikazes como se lee por ahí. Se ve algún adelantamiento al límite, pero tampoco muchos y las carreteras, al menos por las que fuimos nosotros (quitando el tramo de Biertan que estaba en peores condiciones) están bastante bien.

Es un país muy recomendable para visitar, porque por el momento no está masificado y es barato, pero que nadie espere ver algo que le marque para el resto de la vida, al menos en mi opinión.

Lo mejor:
Sin duda, Sighisoara, qué ciudad más maravillosa y preciosa y la Transfagarasan y el lago Balea, con la que tengo una deuda pendiente.

Brasov también tiene su encanto y Sibiu en menor medida (me esperaba algo más de esta ciudad).

La gente. Muy amable y nada que ver con la imagen que tenemos aquí de los rumanos.

Lo peor:
La verdad es que no se me ocurre nada. Quizá la idea (por lo que leí) de que muchas personas hablarían español...pero nada más lejos de la realidad. No vayáis con esa mentalidad, porque os encontraréis a muy pocas personas que hablen español.

El Castillo de Bran, aunque ya era esperado, por dentro no tiene nada del otro mundo. Le salva que por fuera es bastante bonito.

Hay que volver a Rumanía :)

miércoles, 15 de noviembre de 2017

Diario de un viaje a Rumanía: día 11: Bucarest - Berlín - Madrid

Todavía nos quedaría algo del viaje, pero ya no sería en Rumanía. Los vuelos para volver directo a Madrid me parecían exageradamente caros siendo Ryanair, así que me busqué las habichuelas para encontrar una buena conexión y esta fue Berlín.

De unos 200 euros por cabeza que costaba el vuelo directo a Madrid, a 25 Bucarest - Berlin y 60 Berlín - Madrid...merecía la pena echar unas horas en una ciudad como Berlín, que siempre se agradece, por ahorrar más de 100 euros por cabeza.

Para no andar cargando con las maletas, habíamos decidido dejarlas en consigna, pero en Schonefeld no están disponible por obras, así que la única opción es dejarlas en la estación central. Nunca lo  habíamos hecho y, no sé si será así en todas las estaciones, pero las de la estación central de Berlín son un maravilla. Por 6 euros te entran una maleta grande y dos macutos sin problema jejeje.

No teníamos mucho más de 3 horitas. En un principio habíamos querido ir a los bunkers pero al final no nos dio tiempo, así que dimos un paseo por los alrededores del Parlamento y la Puerta de Brandenburgo y nos volvimos. Ya habíamos estado en Berlín y tampoco hacía mucha falta estresarse por ver cosas que ya estaban vistas jejeje. Al menos conocimos la parte de la estación y vimos una exposición al aire libre en el Tiergarten.

El Reichstag

La Expo en el Tiergarten

Un clásico ;)

La estación central

Volvimos a coger el tren hacia el aeropuerto y a esperar un par de horitas hasta las 9 que salía nuestro vuelo...Cómo anécdota decir que en este vuelo había casi más cola con prioridad que normal.

Y ya, 11 días después y bastante cansados llegamos a Madrid. Un gran viaje :)

martes, 14 de noviembre de 2017

Diario de un viaje a Rumanía: día 10: El Monasterio Snagov y el Bulevar Unirii de noche

Otro motivo por el que decidimos volver a Bucarest y hacer un día más fue para ver el Monasterio Snagov. Habíamos visto el lugar en el que había nacido Vlad Tepes, donde había vivido y ya solo nos quedaba ver el lugar en el que murió, y es este.

Eso sí, lo primero que hice fue salir a correr a las 7 de la mañana hasta el Parque Herastrau. Lo necesitaba, eran muchos días inactivos jajaja. 

A unos 40 minutos de Bucarest en coche, pensábamos que iba a estar lleno de turistas para variar...pero para nuestra sorpresa, todo lo contrario. En un principio creíamos que deberíamos coger una barca para cruzar a la islita en la que se encuentra el Monasterio, pero han hecho un puente por el que se puede cruzar por encima del lago que da nombre al Monasterio a pie.

Antes, hay que dejar el coche en una especia de parking que te lo vigila un hombre que te pide la voluntad (vamos 10 leis...no le deis menos jejeje) por cuidarte el coche y después ya se inicia el camino y en apenas 5 minutos llegas al complejo.

El Lago Snagov
Se supone que la entrada al monasterio es gratis, pero claro ya que vas tienes que sacarte alguna foto y por eso te clavan un poco, no recuerdo si eran 30 leis o así, pero bueno hay que pagarlos tampoco pasa nada.


El monasterio Snagov
El interior del Monasterio está dedicado a Vlad Tepes, con su tumba como reclamo turístico. Los alrededores merecen la pena hasta acercarse al embarcadero. Incluso si das una vuelta, puedes ver un pozo y ponys atados pastando.

La tumba de Vlad Tepes
A la vuelta, por fin me topé con el famoso tráfico de Bucarest pero bueno no era para tanto y teníamos como destino, antes de dejar a Corsita, el estadio del Steaua. ¡Qué decepción! me esperaba algo más de un equipo Campeón de Europa jejeje. Llenamos el depósito y fuimos a dejar a nuestro inseparable compañero de viaje durante estos 10 días.

¡Adiós Corsita!
Volvimos a comprar algo para comer, de paso también un Gogosi y descansamos hasta que nos bajamos a la piscina del hotel, con tan mala suerte que 40 min después empezaría una clase por lo que la pudimos disfrutar poco.

Por la noche nos habíamos guardado el plato fuerte que era cenar en el Caru cu Bere. Le había pedido que nos hiciera la reserva a la chica con la que contratamos la visita y la verdad es que ningún problema. El restaurante responde a su fama. Una comida maravillosa y una decoración mejor todavía. Quizá lo peor fueron los bailes, creo que los esperábamos más autóctonos.

El Caru cu Bere
Después fuimos a ver el Bulevar Unirii y el parlamento de noche y la verdad es que es bastante bonito.

Precioso de noche el Bulevar Unirii con el Parlamento al fondo
Y con este buen sabor de boca pondríamos fin a nuestra estancia en Rumanía. Al día siguiente volveríamos a Madrid, pero pasando el día en Berlín ;).

lunes, 13 de noviembre de 2017

Diario de un viaje a Rumanía: día 9: Curtea de Argés (la historia de Manole) - Bucarest


El viaje iba tocando a su fin y el martes iniciábamos el camino de vuelta a Bucarest donde pasaríamos el último día y medio (necesitaba hacer 2 noches para una promo de Novotel y tal jejeje).

Nos levantamos, bajamos a desayunar y madre mía qué desayuno!, la dueña, Mica, nos preparó un desayuno casero que no tenía nada que envidiar a los buffets de los hoteles. Fuimos a ver el Monasterio de Curtea y la verdad que fue un poco decepcionante, aunque había muchísimo movimiento de personas y no de turistas precisamente.

El Monasterio de Curtea. Es bastante bonito, pero ya habíamos visto muchos similares jajaja

Lo más interesante del Monasterio es su historia, bueno mejor dicho, la historia de su construcción y de su constructor Manole. En resumen:

El Rey Basarab I encargó la construcción del Monasterio a Manole, por una u otra razón, el Monasterio siempre se venía abajo; preguntaron a un oráculo y les dijo que debían sacrificar el alma de la primera persona humana que se acercara a la obra...

La desgracia se cebó con el arquitecto y la primera persona fue su esposa embarazada que fue a darle una sorpresa...no tuvo otra opción que sacrificarla. Acabó el Monasterio y este se mantuvo en pie y hermoso como se muestra hoy. Pero ahí no acabó la desdicha de Manole. El Rey, para evitar que Manole y sus obreros realizaran otra obra de similar belleza, les encerró en una de las torres del Monasterio. Manole intentó escapar creándose unas alas...no llegó muy lejos y el recorrido desde la torre hasta el lugar en el que cayó queda conmemorado por una fuente dedicada a él.

Una de las historias más bonitas y tristes que aprendimos en el viaje.

La fuente de Manole
Iniciamos la vuelta a Bucarest en un recorrido que no tenía nada que ver con el del día anterior, puesto que a los 40 minutos ya cogimos la autovía hasta Bucarest. Eso sí...el día había mejorado considerablemente respecto al lunes.

Llegamo a Bucarest y tras comer en el KFC y una siesta, nos acercamos a la Corte Vieja, que era una de las pocas cosas que nos quedaban por ver. Probablemente sea la parte más bonita de Bucarest, aunque es una zona bastante pequeña.

La Corte Vieja


Cómo no, Vlad Tepes

Más tarde fuimos a ver el Bulervar Unirii y sus fuentes y entramos al centro comercial para luego ir al Carrefour a comprarnos algo ligero de cenar (unas latas de atún y maíz) porque ya estábamos saturados de comer y cenar fuera. Lo más destacado fue ver la camiseta original del Madrid, la primera, en la tienda de Adidas por....53 euros...porque quiero la tercera, pero estuve muy tentado jejeje.

El Bulevar Unirii, con el Parlamento al fondo

viernes, 10 de noviembre de 2017

Diario de un viaje a Rumanía: día 8: Sibiu - Curtea de Arges. La Transfagarasan

Y llegó el día que, personalmente, más esperaba de todo el viaje: conducir por la denominada carretera más espectacular de Europa: La Transfagarasan.

Y como todo el viaje no podía ser perfecto, las predicciones no fallaron y salió un día frío, gris, lluvioso y con niebla...el único día que era imprescindible el buen tiempo no lo hizo...igual que nos pasó en el Perito Moreno.

Tras conducir cerca de 40 min desde Sibiu, llegamos al inicio de la Transfagarasan, al principio no es gran cosa pero te das cuenta de cuando empieza lo bueno cuando haces la primera curva cerrada a la derecha. Claro que ahí la niebla hizo acto de presencia.

Se empezaba a no ver....

La idea era hacer una parada en la Cascada Balea, luego en el Lago Balea y subir andando al Lago Capra. Tras unos 11 km de curvas entre la niebla, intuyendo un paisaje espectacular que no se dejó ver, paramos en lo que pensábamos que nos llevaría a la cascada...me extrañó que no hubiera coches aparcados jajaja...y claro es que ese no era el camino, como bien nos hizo saber un señor rumano que andaba en una ventana.

Avanzamos un par de kilómetros más...y allí ya sí...mucho más coches y mercadillos. No había mucha gente para lo que se supone habitual y es que el día no era para muchas excursiones al aire libre. Bajo una fina lluvia intentamos encontrar la cascada...pero la niebla lo hacía difícil y desistimos del intento porque el GPS no parecía acertar con la ubicación. Creo que no fuimos los únicos que nos quedamos sin verla.

En algún lugar estaba la cascada

Volvimos al coche y subimos los últimos 2-3 km hasta la cima...el lago Balea. Aquí sí, muchos más coches y un parking de pago (puedes dejarlo en la cuneta también). Lo metí en el parking (no muy caro) y fuimos al mercadillo a coger un paraguas porque empezaba a llover bastante.

Nos acercamos hasta la orilla de lo que supuestamente era el Lago Balea...no se veía más de 2 metros en adelante. Decidimos andar un poco hacia la cabaña que se intuía al otro lado del lago y por fin se fue abriendo algo la niebla y pudimos ver un hermoso lago. Lástima que, tal y como estaba el día, decidimos abortar la subida al Lago Capra, que es más espectacular incluso.



Ahí hay un lago...


Que no se diga

¡Al final pudimos disfrutarlo! ¡Maravilloso!

De vuelta al Parking, comenzó a llover muchísimo y no tuvimos más remedio que entrar el hotel restaurante a esperar que amainara un poco la lluvia. Volvimos a coger el coche y parecía que el cielo se había abierto algo (vamos que la niebla se había disipado) así que decidí retroceder un kilómetro hasta el primer mirador y al menos pudimos disfrutar algo de las fabulosas vistas de la Transfagarasan.

¡Por fin se dejó ver la Transfagarasan!

Con ese poco me tuve que conformar, pero menos hubiera sido nada. Cruzamos el tunel cerrado durante la mayor parte del año e iniciamos el descenso por el otro lado camino de Curtea. La carretera seguía siendo muy bonita. Lo bueno de ir en coche es que puedes parar en cualquier lado y lo aprovechamos para ver una bonita cascada.

Ventajas de ir en coche
Paramos a comer y después en otra de las paradas obligatoria que es la presa Vidraru, en la que si quieres, puedes hacer un paseo en barco. También pasamos por Poienari, donde está el verdadero Castillo (en ruinas) de Vlad Tepes, pero que ya habíamos decidido no ir porque en el estado de Vero, subir 1500 escalones como que....además días antes cerraron el acceso por la presencia de osos jajaja.

El lago y la presa Vidraru

A partir de aquí la carretera ya pierde su encanto y salimos de la Transfagarasan. El descenso son muchos kilómetros y se hace muy largo sobre todo si tienes mucho tráfico, pero merece mucho la pena. No sé si será la más espectacular, porque por ejemplo en los Alpes no he estado, pero desde luego estará entre ellas.

Llegamos a Curtea de Argés y nos alojamos en la Pensión Ioana. Curtea es una ciudad pequeña, con el Monasterio como mayor reclamo. La tarde la aprovechamos para pasear un poco y buscar un lugar para cenar. Elegimos uno que se suponía el mejor (y recomendado por la dueña de la pensión) y no tenía mala pinta...pero el servicio dejó bastante que desear.

miércoles, 8 de noviembre de 2017

Diario de un viaje a Rumanía: día 7: El museo Astra

Para el segundo día en Sibiu había pensado en ir a la Transfagarassan y hacer la ruta de senderismo hasta el lago Capra y luego volver a Sibiu....para al día siguiente camino de Curtea de Argés, hacer la Transfagarassan entera. Al final decidí que podría ser un poco tontería y le dije a Vero que aprovecharíamos para hacer una visita al considerado Museo Etngráfico al aire libre más bonito del mundo, el Museo Astra...no es que estuviera mal, pero al día siguiente me arrepentiría de la decisión jejeje.

El Museo estaba a apenas 10 minutos del hotel (en coche) y llegamos sobre las 10. No había mucha gente y comenzamos la visita que al principio te entusiasma porque ves casitas de distintas épocas, a las que puedas entrar, algunas incluso tienen una recreación tal cual eran, con sus muebles, televisores, cocinas etc.

También tuvimos la suerte de observar una misa al aire libre en una de las iglesias del museo, que oye es toda una experiencia también.

El Museo es bastante grande (y más si lo alargas con la entrada al Zoo) y a medida que avanzaba el día, la temperatura iba subiendo bastante. Cuando llevas la mitad del recorrido vas pensando que empieza a ser todo un poco repetitivo, hasta que llegues a la parte del lago en la que aparecen los molinos y le da otro aire al museo.

Una de las casas del museo Astra.


Hay que hacer siempre el ganso jejeje


Cómo era una escuela rumana


También había molinos
Al final la visita se te va a las 2-3 horas sin hacer nada del otro mundo y es una visita recomendable si vas a estar más de un día en Sibiu y si vas con niños, mucho más, porque a ellos les encantará.

La tarde la dedicamos a cerrar las cosas pendientes que nos quedaban en Sibiu, como entrar a la Iglesia Católica y subir a su torre, que se supone cuesta dinero, pero nosotros subimos by the face :S. Como anécdota, la subida a esta torre tiene tramos en los que temes por tu integridad jajaja...he exagerado un poco pero en algunos tramos si que hay que tener bastante cuidado.

La Catedral desde la Iglesia Católica


La Piata Mare, con cierto parecido a la de Cracovia

Paseamos por las murallas de la ciudad y el paseo de la fama (en el que conocíamos más bien a pocos personajes) para terminar comiendo un bollo al que ya había echado el ojo el día anterior y no me pude resistir...un Gogosi relleno de vainilla y chocolate...qué cosa más rica y qué cosa más calórica!!!.

El paseo de la fama

Una de las torres de vigilancia
La noche la rematamos cenando en uno de los mejores restaurantes de Sibiu (o eso dice Tripadvisor) y la verdad es que bastante bien y paseando por la Piata Mare.

La Piata Mare de noche.
Si no hubiera ido a Sighisoara probablemente hubiera puesto a Sibiu como la ciudad más bonita del viaje, pero tras Sighisoara me dejó una sensación de que me esperaba más.

Por cierto...al atardecer las nubes ya presagiaban lo que iba a ocurrir el día siguiente.

martes, 7 de noviembre de 2017

Diario de un viaje a Rumanía: día 6: Sighisoara - Biertan - Sibiu. La Rumanía profunda

Nos dolía en el alma haber estado tan poco en Sighisoara y tener que abandonarla, pero había que seguir nuestra ruta de camino a Sibiu.

Para ir a Sibiu (desde Sighisoara) hay dos opciones: yendo por la nacional y atravesando (y parando si queréis) la localidad de Medias, o bien, trayecto recomenado, desviarte hacia Biertan e ir por una carretera peor, pero que te adentra en pueblecitos rumanos que te hacen retroceder 40 o 50 años en el tiempo, la Rumanía profunda.

Nosotros optamos por la segunda opción, puesto que Biertan era una de las visitas recomendadas en la guía del viaje. Pueblo pequeño con el reclamo de, cómo no, una iglesia fortificada Patrimonio de la UNESCO. Mi humilde opinión es que si no has visto antes Prejmer o Harman, seguramente te gustará mucho y te llevarás una gran impresión, pero si ya has visitado las anteriores, la de Biertan no te va a aportar nada nuevo ni mejor a lo que ya has visto, es más, desde mi punto de vista está varios escalones por debajo de las mencionadas.

Entramos en la Rumanía profunda

Una de las torres de la Iglesia Fortificada de Biertan


Bastante decepcionante 
Lo curioso de la parada en Biertan es que coincidimos con un Rally de coches de época, que estaban todos en la plaza principal, listos para salir a un tramo cronometrado con final en Sibiu. Por supuesto a lo largo del camino hacia Sibiu, fuimos coincidiendo con varios de ellos, a los que había que adelantar.
Lo mejor de la para den Biertan jajaja
El camino hasta Sibiu por Biertan es una de las mejores experiencias del viaje por Transivalnia. La carretera no está del todo mal asfaltada y aunque no tiene arcén, se hace muy llevadera por el poco tráfico que hay. Vas atravesando pueblecitos y cruzándote con coches tirados por caballos, tractores (que también se ven en España claro) y sobre todo la oportunidad de poder interactuar con las personas de allí.



Una Catedral en un pueblecito

Sí, estábamos en la Rumanía profunda
Hicimos una parada en una iglesia ortodoxa que estaba cerrada, pero que nos sirvió para descubrir lo agradables que son los rumanos y sobre todo los niños. Nada que ver con la imagen que tenemos de los que están en España.

Llegamos al Ibis de Sibiu sobre la hora de comer. Nos dieron una planta 11 con vistas al centro histórico que la verdad no me esperaba :). El Ibis se encuentra situado a apenas 5 minutos de la entrada al centro histórico así que no tardamos mucho en salir y buscar un restaurante para comer.

Las vistas desde la habitación del hotel, al centro de Sibiu

La calle principal es la Nicolae Baicescu, es peatonal y llena de comercios, bares, terrazas y pastelerías. Tras comer nos dirigimos a la Catedral de la Santísima Trinidad. Tiene cierto parecido con la de Sofía (no hemos estado allí) y mira que ya habíamos visto iglesias y catedrales de este estilo, pero esta me pareció impresionante. No sabría deciros qué tiene de especial porque al final está decorada como todas las ortodoxas, aunque mejor conservada y restaurada, pero no sé, me pareció magnífica.

Bonita por fuera

Espectacular por dentro
Muy grande por dentro, con poca gente en ese momento, con una bonita luz que entraba de fuera...no sé, mirad las fotos y opináis jajaja.

Después nos dirigimos a la Catedral Luterana de Sibiu, pero había una boda y decidimos dejarlo para el día siguiente, así que subimos a la Torre del Consejo desde la que se ve una vista panorámica de la ciudad con especial atención a la Plaza Principal (Piata Mare) y al otro lado, su hermana pequeña (Piata Mica, desde la que se accede a la torre).

Seguimos recorriendo los lugares de más importantes de Sibiu, como la Piata Mare o la iglesia Romano Católica. Para entonces ya nos habíamos percatado de una de las peculiaridades de esta ciudad, las casas que te miran ;).

¡Nos vigilan!

Piata Mare
 Momento para ir a coger fuerzas al hotel y salir a dar una vuelta por el resto de la ciudad como el Puente de los mentirosos y sus murallas y torres de vigilancia, a la vez que buscábamos un sitio para cenar.

Puente de los mentirosos

Una torre de vigilancia

Muy buena impresión de la ciudad el primer día, aunque no llegaba a Sighisoara.

lunes, 6 de noviembre de 2017

Diario de un viaje a Rumanía: día 5: Brasov - Prejmer - Harman - Saschiz - Sighisoara

El viaje mejoraba día a día :). Nos quedamos con ganas de ver la Reserva de Osos de Zarnesti, pero no hay tiempo para todo. La siguiente parada sería Sighisoara, pero antes nos desviaríamos para ver las iglesias fortificadas de Prejmer y Harman.

La piscina del hotel...ni tan mal nuestras vistas ;)
Siguiendo el blog que os comentaba el primer día, recomendaban estas visitas y no es para menos. Las ventajas de ir en coche es que no dependes de nada ni de nadie para ir a visitar sitios, así que hicimos el check out del hotel y nos fuimos para Prejmer que está a apenas 20 km de Brasov.

Yo desconocía el significado de las iglesias fortificadas y nada como visitarlas para enterarte de qué va la cosa. Probablemente, esta de Prejmer sea la más impresionante, no en vano obstenta el título de ser la más grande de Europa y está declarada como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. 

Dentro no hay solo una iglesia, hay casas y hasta un colegio, todo dentro de los muros que rodean la fortificación para defenderse y subsistir durante los ataques enemigos.


Una maravilla el interior de Prejmer





La iglesia dentro de la fortificación


Fue una de las mejores cosas del viaje. Recorrimos todo el interior de sus muros y a veces tenías la sensación de que eso se iba a derrumbar en cualquier momento jejeje.


Una gozada (y un poco de miedo) recorrer el interior de los muros

La siguiente parada estaba muy cerca y sería Harman, para visitar la otra iglesia fortificada más famosa de la zona. La iglesia está mejor conservada que la de Prejmer, pero era más impresionante esta última. En Harman subimos a la torre del campanario, pero ¡cuidado! evitad las en punto y las medias, porque como suene la campana, vais a estar un ratito sordos ;).


¡Había que salir de ahí pronto, que iba a sonar!

Mejor conservada, pero menos espectacular que Prejmer
Una vez terminada la ruta de las iglesias fortificadas iniciamos el camino hacia Sighisoara. La idea principal era parar en Viscri, pero tras leer que la carretera estaba en muy mal estado, decidí no jugárnosla con el coche. Paramos en Saschiz, que tiene una iglesia con una impresionante torre (a la que no se puede subir) y una fortaleza a la que tampoco subimos porque hacía mucho calor y había que ir andando.

Lástima no poder subir a esta bonita torre

Tras más de 2 horas de viaje llegamos a Sighisoara. El alojamiento elegido fue Casa Soare, por AirBnB, del que había leído muy buenas críticas y recomendaciones en los blogs y no era para menos. Muy importante que tiene parking privado, puesto que en Sighisoara se paga por aparcar. Está situado a apenas 10 minutos andando del centro y su dueña, Simona, es un encanto.

Lo primero que hicimos fue comer y después comenzamos la visita. Era un día caluroso, pero pronto me quedé enamorado de la ciudad. Antes de nada decir que Sighisoara es famosa por ser el lugar donde nació Vlad Tepes y, como no podía ser de otra forma, está la habitación en la que nació, aunque de eso hablaré más tarde.

Qué bien se come en Rumanía
Es una pequeña ciudad medieval, a la que accedes pasando bajo la Torre del Reloj. Caminos empedrados, casitas medievales, iglesias, murallas con sus torres... en fin una maravilla. Lo primero era visitar la Torre del Reloj. 64 m de altura, símbolo de la ciudad, creada para defender la puerta principal de los ataques a la ciudad. Por supuesto hay que subir escalones, de hecho a veces tienes cierta sensación de peligro, pero merece la pena ver las vistas que hay de toda la ciudad desde arriba. Además, dentro se encuentra el Museo de Historia de la Ciudad, que viene muy bien para hacerte una idea de lo que fue.

Vistas desde lo alto de la torre

La Torre del Reloj presidiendo Sighisoara
Seguimos paseando por la ciudad, viendo el busto de Vlad Tepes, el impresionante edificio del ayuntamiento, la iglesia, la plaza central (amenizada por un Festival de música Étnica, lo que le daba más encanto a la cosa) y llegamos a lugar de nacimiento de Drácula. Ahora es un restaurante y para acceder a la habitación de Drácula te cobran 5 leis....la verdad es que es un poco fraude, puesto que hay una persona haciendo de Drácula en una tumba, que te da un susto....y hace que te hagas una foto con él...y claro te pide la voluntad...y luego hay otra habitación con algún que otro adorno relacionado. Un poco fiasco.


Sus calles son muy bonitas

Aquí, echando el rato con Drácula jajaja
Era hora de descansar un poco para retomar fuerzas y salir a ver el resto de la ciudad, aunque antes fuimos a ver la bonita Catedral Ortodoxa que se ve desde cualquier punto de la ciudad.


Añadir leyenda

Por la noche Sighisoara se vuelve más maravillosa todavía. Salimos al atardecer y fuimos al famoso pasadizo que te lleva a lo alto de la colina donde se halla el Cementerio y una iglesia. Bajamos por el lateral y fuimos bordeando la muralla viendo las diversas torres y puertas de la ciudad hasta que llegamos a un punto ya conocido.

Era hora de cenar y lo hicimos en un italiano a muy buen precio y de los mejores del viaje. La comida estaba muy rica. Rematamos la noche dando otro paseo por la plaza, llena ya de gente viendo el festival de música étnica, nos asomamos al mirador de la ciudad y nos deleitamos una y otra vez con las vistas nocturnas, con la catedral como fondo.

Una ciudad preciosa, de día y de noche

¡Y qué decir de la catedral iluminada!

A primera hora de la tarde, a pleno sol, vacía, pero por la noche la plaza estaba llena para el Festival

El acceso principal a Sighisoara...sin palabras :)
Medio día en Sighisoara bastó para que pase a ser uno de mis lugares favoritos.