Budapest la descubrí en un viaje en Octubre de 2011. En vez del típico circuito Viena, Praga, Budapest, nosotros quitamos la capital checa y la cambiamos por Bratislava, más que nada por falta de tiempo. Primero fuimos a Viena, después Bratislava, desde ahí a Budapest, y vuelta a Viena.
Viena es bonita, pero mi sensación final fue que es muy repetitiva en el sentido de que todas las casas, palacios y calles, parecen iguales...eso si, el Palacio Schöbrunn es muy recomendable. Bratislava, también merece la pena. Apenas a 1 hora de autobús de Viena, pequeña, bonita, gobernada por el Castillo y bañada por el impresionante Danubio. Bien merece la pena cruzar por el puente de lado a lado del río.
Pero la sorpresa fue Budapest. Ni en mis mejores previsiones podía imaginarme la belleza de la capital húngara. Como alojamiento cogimos un Bed&Breakfast. Era la primera vez en mi vida que me decantaba por este tipo y la verdad que no las tenía todas conmigo. Como siempre, leí mucho las opiniones de tripadvisor, que lo ponían bastante bien, y el resultado no pudo se mejor:).
También fue la primera vez que usé la función de Google Maps de transporte público para un viaje al extranjero, y menos mal...ahorra mucho tiempo el saber qué metro tienes que coger, en qué dirección y en qué parada te tienes que bajar. Desde entonces, lo hago siempre:). Llegamos, nos recibió la agradable dueña, nos explicó un poco qué hacer y cómo funcionaba el desayuno y nos fuimos a comer y conocer la ciudad.
El Danubio divide la ciudad en dos, Buda, la histórica, en la parte alta, y Pest, la más grande y poblada, en la parte baja. La primera parada sería el Bastión de los Pescadores, y pienso que debería ser el punto de partida de cualquier visita a la ciudad. Subir, asomarte y ver el esplendor del Parlamento húngaro y su reflejo en el Danubio, a mí por lo menos, me impresionó, y no digamos ya por la noche, que se multiplica por diez. Nos quedamos con ganas de ver la Iglesia de Matías, que dicen que es impresionante, porque estaba cerrada por obras. Seguimos andando por los alrededores y acabaríamos, ya anocheciendo, en el Castillo de Buda. Merece la pena pasear por sus jardines y escuchar los violines de los músicos, mientras va anocheciendo. Después volvimos al Bastión para ver el Parlamento y Pest, iluminados, ofreciendo unas imágenes inolvidables, acompañadas del Puente de las Cadenas, al que bajaríamos inmediatamente.
Una ciudad bonita, de noche luce más, y cómo no podía ser de otra forma, el puente también se ve precioso por la noche. Paseamos por Váci Utca, que viene a ser la calle Preciados en Madrid, y aprovechamos para cenar (4 años después, no recuerdo muy bien lo que cené jejeje). Vuelta a la habitación y a descansar de un duro día.
Día 1 en imágenes:
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El Parlamento y el Danubio desde el Bastión de los Pescadores |
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El Bastión de los Pescadores |
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El Puente de las Cadenas iluminado |
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¡Ya no me acordaba de que toqué el violín! |
La hoja de ruta del segundo día tenía como puntos destacados la Basílica de San Esteban, El Parlamento y el balneario Széchenyi. Desayunamos y pusimos rumbo a la Basílica, la más grande de Hungría y el edificio más alto junto al Parlamento. No sé por qué, pero me gustan mucho las catedrales. Por supuesto, que no entiendo de arte, ni lo pretendo, simplemente me sorprende como en esa época, podían realizar construcciones de tal magnitud, aunque está Basílica es "nueva", ya que se empezó a construir en 1851 y se terminó en 1905. Lo más importante del edificio es la "Santa Diestra", o lo que es lo mismo, la mano derecha momificada del primer Rey de Hungría, Esteban I y, según dicen, la reliquia más importante de la cristiandad húngara. Se puede subir a la cúpula, aunque nosotros, al parecer (no tengo fotos de ello, y es raro jejeje), no lo hicimos, supongo que por falta de tiempo. La entrada a la Basílica es muy barata, como todo Budapest.
El segundo punto del día era la visita al Parlamento de Budapest. Cuando decidí el destino, me puse a indagar y descubrí que para visitarlo, había que pedir cita, vía e-mail, con mucha antelación, para poder acceder. Lo hice, y conseguimos el pase sin problemas. Eran accesos muy limitados, y si vas el mismo día, sin haber realizado este trámite, con total seguridad no vas a poder entrar. Muchos españoles, cuando me vieron salir con el pase, me preguntaban que cómo lo había hecho...no voy a negar, que te da una bonita sensación de triunfo jejeje. Parece que desde el año 2013, el acceso se ha facilitado y ya se pueden conseguir entradas por Internet.
El interior del Parlamento, y la visita, guiada, nos decepcionaron un poco. Esperábamos algo más. No todo puede ser perfecto. Nos contaron un poco la historia y pudimos ver el cambio de guardia (que custodia la corona de San Esteban). Por lo demás, lo dicho, nos dejó un poco fríos.
Nos fuimos a comer y a preparar las cosas para ir al Balneario, una de las citas marcadas en el viaje. De entre los 3 balnearios más famosos de Budapest, nos decidimos por el de Széchenyi, que no es el más conocido (el honor es para el Gellert), pero si el más grande. El día fue idóneo para disfrutarlos, porque la temperatura era fresquita, tirando a fría, y eso haría más agradable entrar en el agua caliente. Como era de esperar, había mucha gente, pero se podía estar sin problemas. Era la primera vez que estaba en un sitio como este, y merece la pena, aunque, creo que no tenía cloro, porque el suelo a veces te daba un poco de cosa al haber algo de moho. Salimos y fuimos caminando por el Parque de la Ciudad y la Plaza de los héroes (como casi todo, muy bonita de noche). Cenamos y a descansar para afrontar el último día en Budapest.
Día 2 en imágenes:
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Reliquia de San Esteban |
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Corona de San Esteban |
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El Parlamento |
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Los baños, todavía de día |
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Los baños, de noche, con más gente |
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El Castillo de Vajdahunyad, en el Parque de la Ciudad. Daba cosilla jejeje |
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La Plaza de los Héroes |
Nuestro último día en Budapest (haríamos noche todavía), tendría como colofón el paseo en barco por el Danubio. Pero antes, fuimos a ver el Estadio de fútbol, y luego subimos a la Ciudadela (en lo alto del Monte Gellert). Aunque no entramos al Búnker (error por nuestra parte), desde aquí se pueden ver las mejores vistas de la ciudad. Además ahí bastantes puestos que te sirven para ir adelantando compras. La subida la hicimos andando, por un bonito camino, con escaleras y disfrutando de las vistas. Después bajamos por uno de los múltiples caminos que salen del Monte Gellert. Pasamos por los baños Gellert, que a esas horas todavía estaban cerrados, y nos fuimos a comer a la Isla Margarita. Después de comer, nos cogimos un carricoche para recorrerla y la verdad es que ¡nos lo pasamos muy bien!. A la vuelta, pudimos ver el increíble autobús anfibio, que va tanto por carretera como por el Danubio, y del que desconocía la existencia jajaja.
Todavía nos daría tiempo a visitar la Sinagoga Judía, aunque ya estaba cerrada, si pudimos ver el Árbol de la Vida, una escultura en la que cada hoja lleva escrita el nombre de un judío asesinado durante el Holocausto.
Y llego la hora del Paseo en Barco. Sinceramente, no se puede describir, simplemente hay que vivirlo. Un paseo de algo más de una hora, por un Budapest iluminado, con el Parlamento como epicentro de todo. Toda una experiencia inolvidable que repetiremos algún día. Eso sí, cuando salías a la cubierta, hacía bastante frío jejeje.
Día 3 en imágenes:
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La subida al monte Gellert |
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Monumento en la Ciudadela |
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Vistas desde el Monte Gellert |
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Los carricoches en la Isla Margarita |
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¡El autobús anfibio! |
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El Árbol de la vida |
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El Parlamento desde el barco |
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El Puente de las cadenas |
Y con esto terminó nuestro viaje a Budapest. Al día siguiente volveríamos pronto a Viena, para estar un día más y volver a España.
Lo mejor: Absolutamente todo. La comida, el Parlamento, el Bastión, el Monte Gellert, sus calles, su gente...yo que sé todo. ¡Si es que me vi hasta Saw en polaco! jajaja.
Lo peor: Nada, no tengo ninguna pega a la ciudad. No sé, por no decir que es perfecta, lo del moho en los baños, es lo único, eso y la dificultad que tuvimos para sacar el primer billete de metro.
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