viernes, 20 de noviembre de 2015

Crónica de un Ironman: Iberman 2015: Conclusiones

La verdad es que lo más duro de un Ironman es la preparación. El día de la prueba es para disfrutarlo, siempre teniendo en cuenta que es una prueba muy exigente y que te va a tener muchas horas en contante esfuerzo. Y si todo te sale bien y no tienes percances, lo disfrutarás sin duda alguna, y si te ocurre algún contratiempo, la mayoría de las veces dependerá de ti mismo sobreponerte y seguir disfrutando hasta la ansiada meta.

Empecé a entrenar en noviembre, yendo a clases de natación 3 veces por semana. Además, de noviembre a febrero, centré todos mis esfuerzos en la Maratón de Sevilla, por lo tanto empecé la preparación de la carrera. Para mí era indispensable saber que podía afrontar esa distancia que nunca había corrido.

En Marzo empezaría con la bici, que es lo que siempre me ha gustado más, pero que es lo más duro porque te lleva mucho tiempo. Para preparar el sector ciclista de un Ironman, no hace falta hacer tiradas de 6-7 horas, pero si de 4-5...El segundo objetivo de la temporada sería el Half Astromad, pero a 24 horas de la prueba lo suspendieron...tras intentar buscar otro Half y ver que ninguno me cuadraba...decidí ir al Ironman sin hacer un medio Ironman.

Mi plan de entrenamiento en verano era levantarme a eso de las 7 de la mañana y hacer 2-3 horas de entrenamiento. La cosa se complicó, porque empecé a levantarme a las 5 para ayudar a mi padre con el camión. Al final si que empezaba a entrenar a las 7 o 7:30, cuando volvía, pero claro no podía entrenar tanto tiempo porque tenía que dormir algo, puesto que yo trabajo en turno de tarde jejeje. Pero me apañé bien e hice buenos entrenamientos de 1h 30 - 2 horas. Eso sí, a partir de este mes, la natación bajó muchísimo y el gimnasio desapareció.

Lo del camión coincidió con los 3 meses más duros de entrenamiento, Julio, Agosto y parte de septiembre, pero lo conseguí. Hice entrenamientos buenos en el lago de Boadilla (3000 metros) y el 20 de septiembre, hice mi último entrenamiento de confianza (así los llamo yo). Me apunté a la marcha cicloturista Unibike, que eran 108 km, los alargué yendo y volviendo desde casa, con lo que me salieron 145 km, y después fui a correr. Mi intención era hacer 2 horas y unos 18 km, pero entre que hacía mucho calor y que vi que de piernas iba bien, decidí finalizar el test a los 11 km.

El Ironman lo disfruté, para que engañaros. Ayuda mucho el hecho de no estar solo en la aventura y gracias a Vero, Diana y Bruno, los nervios se llevan mucho mejor. Obviamente el momento crítico fue el de las Medusas...era la segunda vez que nadaba en mar y la primera que veía ese tipo de medusas...por suerte, superé ese momento, aunque el gemelo se encargó de recordármelo durante toda la prueba.

Lo más importante en un Ironman es economizar y sobre todo, comer y beber mucho. Cada media hora comía o bien un gel o bien una barrita y a la mitad, me metí un buen bocata de jamón, que sienta muy bien. Bueno, en verdad, lo más importante para terminar un Ironman es tu propia cabeza y superar esos momentos de duda que te pueden entrar. Yo, por suerte, esos momentos solo los tuve en la bici, pero con vistas a la carrera. No sabía si iba a poder correr con el gemelo subido, pero fue dónde menos me molestó, y aunque en los 10 últimos kilómetros de la maratón, ya te empiece a doler todo, tu cabeza está pensando en que, aunque sea andando, lo vas a terminar.


Yo siempre dije que jamás haría ni una Maratón ni un Ironman...nunca digas de este agua no beberé...en un año he hecho las dos cosas, y lo peor es que no han sido por última vez jejeje. Al final siempre quieres mejorar y repetir, eso si, bajo mi punto de vista, un Ironman no es para hacerlo todos los años, al menos para la gente normal jajaja. No porque no se pueda, que se puede (incluso diría que dos), si no porque en la vida hay más cosas que entrenar horas y horas. El próximo intento está previsto para el 2017 y el reto será bajar de 13 horas. Ya he terminado uno...iré a tope en otro...y si no lo termino, pues mala suerte, pero ya he terminado uno :).

Y aquí estoy todo victorioso con mi medalla finisher



miércoles, 18 de noviembre de 2015

Crónica de un Ironman: Iberman 2015: La Maratón

Y todavía quedaban unas 5 horas...madre...En Ayamonte, tras la subida mortal antes de entrar en la transición, estaban Vero, Diana y Bruno, para darme ánimos y para recoger la bici que luego se llevarían a Monte Gordo...Era el momento de la verdad, de saber si el gemelo dejaría hacerme la maratón o por el contrario, me dolería tanto que sería imposible terminar el Ironman.

Un triatleta me dejo un spray de frío, y la verdad es que hizo bastante efecto. Por recomendación de mis compis de Trimad a través de Whatsapp (vía Vero jejeje), me subí la media comprensiva y se obró el milagro. Sorprendentemente, en las primeras zancadas me di cuenta de que me molestaba mucho menos que en la bici y podía correr mejor de lo que esperaba. Así que...rumbo a Monte Gordo.
Por dónde empiezo....
Solo 42,195 km
El recorrido estaba dividido en dos partes. Los primeros 14 km aprox, desde Ayamonte hasta Monte Gordo, y luego allí tres vueltas de algo más de 9 km para realizar la entrada triunfal. El primer tramo lo llevé muy bien, se me hizo muy corto, iba muy bien de fuerzas. El paso por el puente que une España y Portugal, es espectacular, y si a eso le añades el ruido que hacían los "tubos" que sujetaban el puente al ser golpeados por el viento, pues lo hacía todavía más épico jejeje (sirva de ejemplo que me tuve que quitar la gorra, porque me la tiraba jajaja). En el puente me adelantaron con el coche mis incondicionales fans y yo, al cruzarlo, km 6-7 aprox, ya supe que iba a terminar el Ironman. Iba sorprendentemente bien de fuerzas y de tiempo.

Precioso el paso por el puente
Quizá lo único reprochable a la organización es que los km de la maratón no estaban señalizados, así que en el tercer avituallamiento me dijeron que íbamos por el 12, y no, no habíamos ni llegado al 10. Lo dicho anteriormente, los primeros 14 km hasta Vila Real de Santo Antonio, se me pasaron muy rápidos, tanto que pensaba que iba a bajar de 5 horas, qué coño, incluso de 4:30 en la Maratón.

Pero las tres vueltas que transcurrían entre Vila Real y Monte Gordo se me hicieron eternas. Curiosa paradoja porque en este tramo fue dónde todos los triatletas nos íbamos cruzando, con lo que se debería hacer más a ameno. Aún así la primera vuelta la llevé bien, aunque la media iba subiendo poco a poco e hice la media maratón en 2:38. Ya no lo recuerdo, pero creo que fue al paso por el avituallamiento, unos 2 km después cuando les dije a Vero y Diana que me dieran el Red Bull. Ya no asimilaba más geles ni bebida carbohidratada.

Por lo menos yo voy corriendo jajaja
Y la gente dirá lo que quiera, pero el Red Bull para las pruebas de larga distancia, te da la vida, al menos a mí. La noche caía, llegué al km 30 y todavía iba corriendo. Mucha gente iba andando, muchos, de hecho, fueron andando casi todo el camino, yo es una cosa que respeto, pero no comparto. Y fue más o menos a partir de aquí cuando ya empezaron los dolores de todo tipo. Primero el aductor...parada, voltarén, masaje y a seguir...luego 2-3 km más adelante, la cervical, al poco la rodilla...pero ya nada me iba a parar.

Ya en este último tramo decidí andar algún pequeño trozo en plan corro 5 ando 2...pasé por última vez por Vila Real, agradecí a los voluntarios sus ánimos y decidí andar los últimos 3,5 km. Podría haber seguido corriendo, pero me daba igual 10 minutos más que 10 minutos menos, solo quería disfrutar la sensación. Noche cerrada, pasé por el avituallamiento, les agradecí su estancia allí y continué andando rápido hasta que, a falta de 2 km aprox apareció Vero para acompañarme en los últimos pasos hacía la gloria. Cuando quedaban 800 metros la dije que se fuera adelantando porque iba a empezar a correr para entrar en meta...y eso hice...finalmente 5 horas 24 minutos en la maratón para un tiempo total de 14 horas 58 minutos 17 segundos 1 décima.

Finisher!!!!!!!!!!
Una crisis de pánico por las medusas, un gemelo subido durante toda la prueba, el viento en contra en la bici...nada pudo conmigo. Logré algo que jamás imaginé y que siempre negué hacer...acabar un Ironman. Sin ti no lo habría logrado :).

Soy Finisher.

La entrada en video, que la ocasión lo merece :)

lunes, 16 de noviembre de 2015

Crónica de un Ironman: Iberman 2015: La bici

Salí del agua, me fui quitando el neopreno tranquilamente, me paré un poco debajo de las duchas para quitarme la sal, cogí la mochila y me metí en la carpa para ponerme el culotte, las medias comprensivas y el maillot de bici. Lo importante era ir cómodo, y esta era la mejor opción. Me comí un plátano antes de salir...y comenzaba la parte más dura y larga del Ironman, la bici...167 km con 1800 metros de desnivel y viento en contra al principio y, en teoría, a favor al final, aunque las previsiones daban que a media tarde giraría el viento y lo tendríamos en contra todo el camino.


Un plátano para coger fuerzas y a por la bici
¡Vamos allá!
Mi esperanza era que, con el paso de los km, el gemelo se fuera bajando. Los primeros 30 km eran más o menos favorables, un par de subidas sin mucha importancia. Lo realmente dura empezaba a partir del km 42, tras el primer avituallamiento en Alcoutim. Aquí hice mi primera parada, comí medio bocadillo de jamón (debería habérmelo comido entero) y estuve unos 5 minutos estirando el gemelo y masajeándolo al tiempo que me echaba voltaren...pero no había forma. Llegué a la conclusión de que me molestaba más con la media comprensiva, así que me la baje, y parecía que algo se había aliviado. Desde Alcoutim hasta Mértola había 40 km, y yo pensaba que estos eran los más duros, salvo un tramo de unos 10-12 km nada más coger la nacional, que se hicieron bastante rápidos. Antes de coger la nacional, hice la primera parada de la llamada de la naturaleza. Una vez en la nacional, tras cruzar un puente, comenzamos un falso llano, que resultó ser casi todo el rato en subida, empecé a coger a gente, el viento soplaba cada vez con más intensidad (hablamos de unos 20-25 km/h) y el gemelo seguía sin dar señales de mejorar.

Así llegamos a Mértola, dónde estaba nuestro ansiado avituallamiento propio. Km 84, y 3h 30 aprox. Más geles, otro bocadillo de jamón y el Red Bull. Es sorprendente como una nevera de 3 euros del chino, conserva el frío tantas horas decentemente jejeje. Lo tenía claro, no tenía prisa ninguna, así que me comí el bocadillo y el red bull tranquilamente, además de estirar todo lo que pude. Creo que me tiré unos 15 min de avituallamiento jejeje. Aproveché para llamar a Vero, y decirla que me quedaban unas 3 horas para llegar...fallé un poco en la previsión jajaja

Después de un bocadillo de jamón y un Red Bull, la cara es otra jajaja

Nada más salir de Mértola había una subida bastante dura, aunque corta y aquí me junté con Juanjo, un triatleta mayorcete, que conocía a gente de la organización y que me vino muy bien para un tramo más llano y más llevadero de lo que pensaba que era cuando hice el recorrido en coche. Y a lo tonto, ya estábamos en el km 102 y llegamos a la frontera, al puente de Pomarao, para entrar en España, que nos recibía con una pendiente del 10-12%...y aquí fue dónde se me fue todo el tiempo de más que tardé. Fueron 12 km hasta el Granado más duros de lo que yo había presupuestado. Primero por el viento, que seguía soplando en contra...y luego porque en vez de ser llano, eran ligeramente hacia arriba, lo que hizo que mi media bajara considerablemente.

En el Granado estaba el tercer avituallamiento, recargué agua, volvía a masajearme el gemelo y comenzamos la parte más rápida del todo el recorrido, no porque fuera cuesta abajo o muy llano, si no porque fueron los únicos 16 km en los que me dio el viento a favor, lo cual no era muy esperanzador, porque sabía que en Villanueva de los Castillejos, había que girar totalmente a la derecha, con lo que lo tendríamos de cara.

La verdad, no me acuerdo dónde fue esto, pero seguro que ya llevaba horas jejeje
Las previsiones no se equivocaron y a media tarde, a eso de las dos, el viento ya había cambiado, así que afrontaba los últimos 35-40 km con todo el viento de cara y una recta interminable. De fuerzas iba bien, gemelo aparte, pero ya empezaba a estar aburrido de la bici. Un coche de la organización se puso a mi altura, y el fotógrafo (con el que había hablado en Mértola), me preguntó qué tal iba, le dije que aburrido, pero bien. Poco después hice la segunda parada para orinar, tras el último avituallamiento en San Silvestre de Guzmán, dónde me tomé el Voltaren en pastilla, para que me hiciera efecto cuando empezara la maratón, rellené la bebida carbohidratada y también agua fresquita.

Teníamos de margen para cruzar el puente de Ayamonte (en la maratón) hasta las 18:30, y eran casi las 16:30 aprox, calculé rápidamente y supe que no habría problema, aunque Juanjo, que me volvió a alcanzar, no las tenía todas consigo. Y llegamos a Ayamonte, dónde nos aguardaba una sorpresa (una putada más bien) en forma de rampa del 14% aprox, para entrar a la T2...7:30 minutos había echado en la bici...para como llevaba el gemelo y el tiempo que estuve parado en los avituallamientos, no se me fue tanto de las 7 horas que había presupuestado.

La mencionada "rampita" final


viernes, 13 de noviembre de 2015

Crónica de un Ironman: Iberman 2015: La Natación



Me costó dormir, para qué deciros lo contrario. A las 5 sonó el despertador, nada nuevo bajo el sol porque es a la hora a la que me llevo levantando desde julio (y no por adaptarme al horario jejeje), me levanté, y me puse a desayunar tranquilamente 2 tostadas con miel, un cola cao, un vaso de zumo de manzana y una ración de arroz blanco con aceite de oliva (venga va, también cayó un bollito jejeje). Después dí los últimos retoques y me tumbé en el sofá a relajarme hasta las 6, hora a la que despertaría a mis fieles acompañantes.

A las 7:15 salimos para la T1. Un gustazo y un alivio tenerla a tan solo 5 minutos andando del apartamento. Además el día anterior habíamos dejado las bicis en la T1 y, aunque yo no las tenía todas conmigo, las bicis seguían estando allí. Entro al box, preparo todo, y me salgo con Vero, Diana y Bruno a colocarme el neopreno. Había muy buen ambiente entre los más de 300 que íbamos a tomar la salida.

¡Estamos listos!           
La marea estaba normal (me la esperaba muy baja) y el mar estaba muy tranquilo, parecía una piscina, cosa que me tranquilizaba bastante. El viento iría en aumento a lo largo de la mañana, pero en la natación no haría acto de presencia. Pistoletazo de salida y ¡al agua!. Como siempre en la natación salgo de los últimos, para no agobiarme con los golpes y demás. En las primeras brazadas ya noté como me entraba agua en las gafas e hice una breve parada para colocármelas mejor...sin un buen resultado que se diga. Tuve que hacer otras 3 o 4 paradas (casi hasta el primer giro) para que, definitivamente, no me entrara agua en las gafas. Tras alcanzar la primera boya, giramos a mano derecha para ir paralelos a la costa, y ahí empiezo a notar que voy nadando muy cómodo y bien.

                                         
¡La salida!

Adelanto a muchos triatletas, unos 20-25, cosa que nunca me había pasado jejeje, y así llegamos a la segunda boya girando de nuevo a la derecha, aproximándonos hacía la orilla, para alcanzar la tercera boya y volver a girar a la derecha para deshacer el camino nadado en paralelo a la costa. Durante unos 100 metros, sigo con buenas sensaciones y de repente....el caos.

Una medusa, que me sobresaltó por lo grande que era, pero era sólo una...poco más adelante, dos, tres, cuatro...aquello no eran medusas, eran monstruos de las profundidades. En una crónica escrita por otro triatleta, las definió como "Medusas como paelleras" y no exageraba. Era la primera vez que me enfrentaba a eso y claro...yo no estaba preparado. Entré en pánico, el pulso, según vi al día siguiente, se me disparó hasta las ¡180 pulsaciones!. Quería pasar lo más rápido posible ese tramo y me puse a mover las piernas a tope...pero claro supertensas...la consecuencia fue que sentí un dolor agudo y el resultado que se me había subido el gemelo. Para para no empeorar las cosas, pero el pensar que seguía entre medusas, me agobiaba más...pedí asistencia, pero por suerte, no me vieron, porque decidí tranquilizarme y pensar que unas medusas no podían arruinar un año de preparación.

Así que pensé en una solución y solo había una escapatoria posible. Decidí nadar con los ojos cerrados y que fuera lo que dios quisiera. Al respirar los abría, pero al meter la cabeza en el agua los cerraba. Mientras recuperaba pulso y brazada, iba pensando que lo peor era que tenía que volver a pasar por allí.

Salgo de la primera vuelta casi cojeando, con 46 minutos...los que había vuelto a pasar cuando cogí ritmo después del pánico post-medusas, me adelantaron corriendo...yo flipo a veces...bueno el caso es que me dolía bastante el gemelo y sabía que no iba a poder mover la pierna en la segunda parte. Así que los segundos 1900 m los hice sin apenas mover las piernas, porque el más mínimo movimiento supondría un intenso dolor.

                                      
La primera vuelta, las imágenes hablan por sí solas


Vamos a la segunda vuelta...a encontrarme con mis amigas las medusas...
Llegué al punto de las medusas y esta vez, al girar la boya, me metí mar adentro para no ir tan pegado a la costa y poder evitarlas...hice muchos más metros, y como iba con los ojos cerrados no sé si había más o menos jejeje...eso si, toque una con la mano izquierda, aunque afortunadamente por la parte de arriba.

Salí de la segunda vuelta en 50 minutos...debí hacer en este tramo unos 2200 metros, así que ni tan mal para no dar patada...Tiempo total en la natación 1:36, se me fue algo, aunque claro si contamos todo lo que pasó...me doy con un canto en los dientes jajaja.


Las impresiones tras la natación jejeje


miércoles, 11 de noviembre de 2015

Crónica de un Ironman: Iberman 2015: Días 1, 2 y 3, la previa

El miércoles 30 puse rumbo a Monte Gordo. Vero, Diana y Bruno llegarían el jueves. Yo quería ir antes, porque quería nadar en el mar un poco y reconocer el circuito de bici el jueves por la mañana. Tras 7 horas de viaje, que no se me hicieron nada largas, y con un par de paradas, la última para comer y llegar ya comido, llegue al Apartamento que habíamos reservado meses antes.

Ni en mis mejores sueños podía imaginar el pedazo apartamento que había reservado. Vaya por delante que resultó ser más un hotel que un propio apartamento, pero bueno las imágenes que os pongo hablan por si solas jejeje. El alojamiento en cuestión era el Monte Gordo Hotel Apartamento&Spa.

Me eché media horita, pero no podía dormir, porque tenía ganas de ir a probar el agua. Tenía la intención de ir con el neopreno, pero da mucha pereza la verdad y encima el mío es de los que necesito a alguien para cerrarlo, así que... a cuerpo. En principio el recorrido sería mar adentro, así que eso fue lo que hice y no aguanté más de 10 minutos. Me di un paseo por la orilla y allí vi lo que quise ver como algo esporádico...una medusa gigante clavada en la orilla. En lo que anduve por la orilla, que no fueron más de 500 metros, me encontré 3 así...pensé "bueno serán esporádicas"...craso error.

Aquí nadaríamos. Una gozada tener la playa para ti solo en octubre
Atardecer en Monte Gordo

Al día siguiente me levante a las 9 para hacer el recorrido en coche...había calculado unas dos horas, pero entre que paraba para mirar en el vídeo del móvil el recorrido y que la carretera no era para ir rapidito, pues se me fue a más de 3 horas jejeje. Ya intuía que el recorrido iba a ser bastante más duro de lo que yo pensaba. Llegue a Ayamonte y aproveché a hacer la compra en el Mercadona jejeje. Comí, me eché un ratejo, y de nuevo fui a nadar. De nuevo lo intenté mar adentro, y aguanté algo más, pero no me sentía seguro yo solo jejeje, así que decidí ir paralelo a la costa. Una decisión muy acertada, porque finalmente así sería el recorrido.

Estuve nadando unos 30 minutos esta vez, así que bastante satisfecho. Vi algo que pensaba que eran medusas, pero no lo quise creer una vez más (aunque claro que lo eran), así que como si nada. Después aproveché para hacer unos 25 km de bici y estirar algo las piernas. A las 9 llegaron por fin Vero, Diana y Bruno.

Y ya llegó el viernes. Fuimos un rato por la mañana a la playa y después a Vila Real de Santo Antonio a recoger el dorsal. Para comer, les prepare un arroz a la cubana muy rico jejeje, nos echamos siesta, fuimos a comprar antes de la charla técnica que sería a las 21 horas en el hotel Yellow. Allí nos dijeron el cambio de recorrido en la natación, pero no nos dijeron lo que nos íbamos a encontrar jejeje.

¡Ya no había escapatoria posible!


¡A la aventura!


Me encantan los dorsales en Portugal :)

La última cena antes del reto de mi vida fue una señora lasaña :). Ya no había marcha atrás...en horas comenzaría el Iberman 2015.