Empecé a entrenar en noviembre, yendo a clases de natación 3 veces por semana. Además, de noviembre a febrero, centré todos mis esfuerzos en la Maratón de Sevilla, por lo tanto empecé la preparación de la carrera. Para mí era indispensable saber que podía afrontar esa distancia que nunca había corrido.
En Marzo empezaría con la bici, que es lo que siempre me ha gustado más, pero que es lo más duro porque te lleva mucho tiempo. Para preparar el sector ciclista de un Ironman, no hace falta hacer tiradas de 6-7 horas, pero si de 4-5...El segundo objetivo de la temporada sería el Half Astromad, pero a 24 horas de la prueba lo suspendieron...tras intentar buscar otro Half y ver que ninguno me cuadraba...decidí ir al Ironman sin hacer un medio Ironman.
Mi plan de entrenamiento en verano era levantarme a eso de las 7 de la mañana y hacer 2-3 horas de entrenamiento. La cosa se complicó, porque empecé a levantarme a las 5 para ayudar a mi padre con el camión. Al final si que empezaba a entrenar a las 7 o 7:30, cuando volvía, pero claro no podía entrenar tanto tiempo porque tenía que dormir algo, puesto que yo trabajo en turno de tarde jejeje. Pero me apañé bien e hice buenos entrenamientos de 1h 30 - 2 horas. Eso sí, a partir de este mes, la natación bajó muchísimo y el gimnasio desapareció.
Lo del camión coincidió con los 3 meses más duros de entrenamiento, Julio, Agosto y parte de septiembre, pero lo conseguí. Hice entrenamientos buenos en el lago de Boadilla (3000 metros) y el 20 de septiembre, hice mi último entrenamiento de confianza (así los llamo yo). Me apunté a la marcha cicloturista Unibike, que eran 108 km, los alargué yendo y volviendo desde casa, con lo que me salieron 145 km, y después fui a correr. Mi intención era hacer 2 horas y unos 18 km, pero entre que hacía mucho calor y que vi que de piernas iba bien, decidí finalizar el test a los 11 km.
El Ironman lo disfruté, para que engañaros. Ayuda mucho el hecho de no estar solo en la aventura y gracias a Vero, Diana y Bruno, los nervios se llevan mucho mejor. Obviamente el momento crítico fue el de las Medusas...era la segunda vez que nadaba en mar y la primera que veía ese tipo de medusas...por suerte, superé ese momento, aunque el gemelo se encargó de recordármelo durante toda la prueba.
Lo más importante en un Ironman es economizar y sobre todo, comer y beber mucho. Cada media hora comía o bien un gel o bien una barrita y a la mitad, me metí un buen bocata de jamón, que sienta muy bien. Bueno, en verdad, lo más importante para terminar un Ironman es tu propia cabeza y superar esos momentos de duda que te pueden entrar. Yo, por suerte, esos momentos solo los tuve en la bici, pero con vistas a la carrera. No sabía si iba a poder correr con el gemelo subido, pero fue dónde menos me molestó, y aunque en los 10 últimos kilómetros de la maratón, ya te empiece a doler todo, tu cabeza está pensando en que, aunque sea andando, lo vas a terminar.
Yo siempre dije que jamás haría ni una Maratón ni un Ironman...nunca digas de este agua no beberé...en un año he hecho las dos cosas, y lo peor es que no han sido por última vez jejeje. Al final siempre quieres mejorar y repetir, eso si, bajo mi punto de vista, un Ironman no es para hacerlo todos los años, al menos para la gente normal jajaja. No porque no se pueda, que se puede (incluso diría que dos), si no porque en la vida hay más cosas que entrenar horas y horas. El próximo intento está previsto para el 2017 y el reto será bajar de 13 horas. Ya he terminado uno...iré a tope en otro...y si no lo termino, pues mala suerte, pero ya he terminado uno :).
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Y aquí estoy todo victorioso con mi medalla finisher |