Y llegó el segundo día más esperado del viaje (para mí), la visita al Glaciar Perito Moreno. Vaya por delante que en El Calafate, la media de precipitación es de 5-6 días al año...pues bien, llovió los 3 días que estuvimos, y los dos peores fueron en los que teníamos programados excursiones. Las previsiones no se equivocaron y el día amaneció lluvioso y ventoso.
Nos recogieron prontito, como siempre, a las 7:15 de la mañana y nos colocamos en el lado izquierdo del bus, desde el que me habían dicho que se veía el Perito Moreno a la ida. Tras una primera parada para observar el lago, tras 1 hora de viaje aproximadamente, llegamos a la entrada del Parque Nacional de los Glaciares en la que nos paran y pasan lista sobre los que tienen entrada y los que no, que, por supuesto, tienen que abonarla en el acto. El trámite dura unos 10 minutos y desde ahí hasta el Perito, hay casi otra media hora de autobús, con una parada para ir al servicio.
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El lago Argentino |
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La entrada al Parque |
Y por fin, apareció el Glaciar. A medida que nos acercábamos se iban viendo ya en el lago pequeños trozos de hielo desprendidos del Glaciar y también íbamos viendo como la temperatura bajaba hasta los 4 grados.
Nosotros cogimos la excursión de MiniTrekking por el Glaciar, cosa que recomiendo a todo aquel que pueda hacerla (no tiene mucha dificultad), porque ver el Perito desde el barco, no es lo mismo que andar por él. Al elegir esta opción, nos llevan en un pequeño barco, hasta el otro lado del lago. En el trayecto, de apenas 20 minutos, nos aproximan al Glaciar y claro, hay que salir afuera a pesar del intenso frío que hace cuando vas en barco...pero claro, dentro no se veía nada, porque estaban los cristales empañados.
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He aquí, el Perito Moreno |
La gente que optó por la navegación en vez de por el trekking, tenían 1 hora de navegación por la otra parte del Glaciar...ya os digo yo que no merece la pena, pero sobre gustos...Desembarcamos y allí nos esperaba nuestro guía de la ruta y mientras nos explicaba en que iba a consistir el trekking, vimos desprenderse un gran trozo de hielo...y eso si que es espectacular :). Retumba como si fuera un trueno y verlo caer es impresionante. Ya no veríamos ninguno más en toda la mañana...pero los escucharíamos jejeje.
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Y aquí, desde el otro lado |
Fuimos a un refugio para dejar las mochilas, nos llevaron a un sitio a ponernos los crampones y empezamos el trekking que duraría 1 hora y media aproximadamente. Obviamente vamos por rutas prefijadas, con el menor riesgo posible y reconocida por los guías. Andar con los camprones puede parecer muy difícil al principio, pero luego no es tan complicado.
La excursión se hizo amena. Mientras íbamos subiendo a la parte más alta que podíamos llegar, hacíamos paradas en las que veíamos el hielo con tonalidades de azul muy distintas y bonitas. Nos explicaron que se debía a la dureza y densidad del hielo que hace que entre muy poca luz y le otorga esas tonalidades que luego mantienen en el deshielo por las partículas almacenadas.
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Las vistas a medida que íbamos subiendo |
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Visto así, parece que estamos haciendo una excursión por el Everest |
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Ese azul tan bonito |
También tuvimos la suerte de poder beber agua del Glaciar y nos sorprendió que nos dijeran que con ese agua no podríamos sobrevivir mucho, puesto que apenas tiene sales minerales. Cuando iniciamos el descenso, empezaron a caer las primeras gotas, y los guías nos tenían preparada todavía una sorpresa, un chupito de whisky en pleno Perito Moreno...bonita experiencia. Y a partir de aquí...el diluvio.
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Lo dicho, parece que estamos en Los Alpes y ni mucho menos jejeje |
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El guía preparando los chupitos |
Empezó a llover mucho, tuvimos suerte de que nosotros ya habíamos terminado el trekking y solo nos calamos hasta el refugio (ya sin crampones) por un paseo muy bonito, todo hay que decirlo. En el refugio comimos y después nos volvimos a montar en el barco para volver al punto de origen y terminar la excursión visitando las pasarelas, o lo que es lo mismo, ver el Glaciar desde arriba, pero como el día estaba como estaba, apenas se veía un pequeño fragmento que nos impedía hacernos una idea de la magnitud del glaciar en un día despejado. En esto tuvimos mala suerte :(.
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El bonito camino de vuelta al refugio, bajo el diluvio |
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Supongo que en un día despejado, se vería mucho más hacia el horizonte |
Sobre las 4:30 iniciamos el camino de vuelta, y por supuesto nos echamos una merecida siesta en el autobús. Después saldríamos a tomar un helado y por la noche fuimos a cenar a un sitio con cerveza artesanal y pasó lo que nunca me había pasado...me pusieron chupitos de los 5 tipos de cerveza que tenían para que eligiera cual quería tomar...elegí la Calafate y no fue una decisión acertada jejeje.
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Los chupitos de cerveza |
Mi conclusión sobre el Perito es que es una visita obligada, por supuesto, es impresionante, pero yo me lo esperaba mucho más grandioso, quizá más alto, no es excesivamente alto para lo que no se imagina. A lo mejor si hubiera sido un día despejado y desde arriba hubiéramos podido ver gran parte de su extensión, otro gallo habría cantado. Pero, por supuesto, me encantó.
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