jueves, 5 de enero de 2017

Diario de un viaje a Argentina: día 9: El ansiado Perito Moreno

Y llegó el segundo día más esperado del viaje (para mí), la visita al Glaciar Perito Moreno. Vaya por delante que en El Calafate, la media de precipitación es de 5-6 días al año...pues bien, llovió los 3 días que estuvimos, y los dos peores fueron en los que teníamos programados excursiones. Las previsiones no se equivocaron y el día amaneció lluvioso y ventoso.

Nos recogieron prontito, como siempre, a las 7:15 de la mañana y nos colocamos en el lado izquierdo del bus, desde el que me habían dicho que se veía el Perito Moreno a la ida. Tras una primera parada para observar el lago, tras 1 hora de viaje aproximadamente, llegamos a la entrada del Parque Nacional de los Glaciares en la que nos paran y pasan lista sobre los que tienen entrada y los que no, que, por supuesto, tienen que abonarla en el acto. El trámite dura unos 10 minutos y desde ahí hasta el Perito, hay casi otra media hora de autobús, con una parada para ir al servicio.

El lago Argentino

La entrada al Parque
Y por fin, apareció el Glaciar. A medida que nos acercábamos se iban viendo ya en el lago pequeños trozos de hielo desprendidos del Glaciar y también íbamos viendo como la temperatura bajaba hasta los 4 grados.

Nosotros cogimos la excursión de MiniTrekking por el Glaciar, cosa que recomiendo a todo aquel que pueda hacerla (no tiene mucha dificultad), porque ver el Perito desde el barco, no es lo mismo que andar por él. Al elegir esta opción, nos llevan en un pequeño barco, hasta el otro lado del lago. En el trayecto, de apenas 20 minutos, nos aproximan al Glaciar y claro, hay que salir afuera a pesar del intenso frío que hace cuando vas en barco...pero claro, dentro no se veía nada, porque estaban los cristales empañados.

He aquí, el Perito Moreno
La gente que optó por la navegación en vez de por el trekking, tenían 1 hora de navegación por la otra parte del Glaciar...ya os digo yo que no merece la pena, pero sobre gustos...Desembarcamos y allí nos esperaba nuestro guía de la ruta y mientras nos explicaba en que iba a consistir el trekking, vimos desprenderse un gran trozo de hielo...y eso si que es espectacular :). Retumba como si fuera un trueno y verlo caer es impresionante. Ya no veríamos ninguno más en toda la mañana...pero los escucharíamos jejeje.

Y aquí, desde el otro lado
Fuimos a un refugio para dejar las mochilas, nos llevaron a un sitio a ponernos los crampones y empezamos el trekking que duraría 1 hora y media aproximadamente. Obviamente vamos por rutas prefijadas, con el menor riesgo posible y reconocida por los guías. Andar con los camprones puede parecer muy difícil al principio, pero luego no es tan complicado.

La excursión se hizo amena. Mientras íbamos subiendo a la parte más alta que podíamos llegar, hacíamos paradas en las que veíamos el hielo con tonalidades de azul muy distintas y bonitas. Nos explicaron que se debía a la dureza y densidad del hielo que hace que entre muy poca luz y le otorga esas tonalidades que luego mantienen en el deshielo por las partículas almacenadas.

Las vistas a medida que íbamos subiendo

Visto así, parece que estamos haciendo una excursión por el Everest

Ese azul tan bonito
También tuvimos la suerte de poder beber agua del Glaciar y nos sorprendió que nos dijeran que con ese agua no podríamos sobrevivir mucho, puesto que apenas tiene sales minerales. Cuando iniciamos el descenso, empezaron a caer las primeras gotas, y los guías nos tenían preparada todavía una sorpresa, un chupito de whisky en pleno Perito Moreno...bonita experiencia. Y a partir de aquí...el diluvio.

Lo dicho, parece que estamos en Los Alpes y ni mucho menos jejeje

El guía preparando los chupitos
Empezó a llover mucho, tuvimos suerte de que nosotros ya habíamos terminado el trekking y solo nos calamos hasta el refugio (ya sin crampones) por un paseo muy bonito, todo hay que decirlo. En el refugio comimos y después nos volvimos a montar en el barco para volver al punto de origen y terminar la excursión visitando las pasarelas, o lo que es lo mismo, ver el Glaciar desde arriba, pero como el día estaba como estaba, apenas se veía un pequeño fragmento que nos impedía hacernos una idea de la magnitud del glaciar en un día despejado. En esto tuvimos mala suerte :(.

El bonito camino de vuelta al refugio, bajo el diluvio

Supongo que en un día despejado, se vería mucho más hacia el horizonte
Sobre las 4:30 iniciamos el camino de vuelta, y por supuesto nos echamos una merecida siesta en el autobús. Después saldríamos a tomar un helado y por la noche fuimos a cenar a un sitio con cerveza artesanal y pasó lo que nunca me había pasado...me pusieron chupitos de los 5 tipos de cerveza que tenían para que eligiera cual quería tomar...elegí la Calafate y no fue una decisión acertada jejeje.

Los chupitos de cerveza

Mi conclusión sobre el Perito es que es una visita obligada, por supuesto, es impresionante, pero yo me lo esperaba mucho más grandioso, quizá más alto, no es excesivamente alto para lo que no se imagina. A lo mejor si hubiera sido un día despejado y desde arriba hubiéramos podido ver gran parte de su extensión, otro gallo habría cantado. Pero, por supuesto, me encantó.

miércoles, 4 de enero de 2017

Diario de un viaje a Argentina: día 8: la última mañana en Ushuaia y la llegada a El Calafate.

Todo lo bueno se acaba, y nuestra estancia en Ushuaia también, aunque todavía teníamos toda la mañana para hacer compras y probar el cordero patagónico. Dejamos las maletas en consigna y  nos fuimos a ver el centro comercial, en un coche tipo Uber... más que nada, porque teníamos un viaje gratis por alojarnos en el hotel. El motivo de ir al centro comercial no era otro que aprovechar alguna oferta si la había...nada más lejos de la realidad, Ushuaia es una ciudad muy cara, y la moda no iba a ser menos.

Dimos una vuelta rápida, no había ninguna tienda de souvenirs, y decidimos volver andando. En apenas 20 minutos ya estábamos en la Avenida San Martín (la más importante de la ciudad) que es dónde se encuentran todas las tiendas y restaurantes. Dentro de lo cara que es la ciudad, los souvenirs no estaban del todo caros, y conseguimos comprar a un precio razonable.

La Avda San Martín

Uno de los múltiples barcos que se hundieron 
Al ladito de la Antártida


El autobús turístico, peculiar cuanto menos

Tuvimos que comer pronto, puesto que nos recogían a las 2 de la tarde, así que a las 12:30 ya estábamos comiendo. Nos habían dicho que el cordero patagónico era distinto al de Buenos Aires, y es verdad. Sabe mejor, al parecer es porque el tipo de alimentación, que aquí es con pasto y allí con pienso, pero lo cierto es que el famoso cordero argentino dista mucho del español, que está mucho más rico.

El cordero patagónico 
Adiós Ushuaia


Llegamos al hotel, nos recogieron, facturamos en el miniaeropuerto que tanto me gustaba y empezamos el vuelo. Yo pensaba que sería el más movido por el viento, pero fue muy tranquilo. Era el vuelo el más corto, apenas 1 horas, pero a pesar de eso, cómo no, nos dieron la cajita con la pasta de avena, la galleta de limón y los snack jejeje.

En cuanto las nubes nos dejaron, vimos el rápido cambio de paisaje...de lagos y montañas, pasamos a desierto, un desierto un tanto extraño porque desde el avión veíamos pequeños arroyos con colores muy azules, que supusimos procedían del Perito Moreno, pero no sabíamos muy bien por qué ese color tan azul.

El color azul turquesa

Cuando nos recogieron, nos dijeron que nos habían cambiado el hotel, ante nuestra sorpresa. Parecía que empezábamos mal, aunque nos daban una cena gratis para compensar y tal. No sé como sería el hotel en el que teníamos que haber estado, pero desde luego, el que nos tocó "Mirador del lago", no podría ser mejor. Una habitación amplia, vistas al lago, un hotel limpio y personal simpatiquísimo. Dejamos las cosas y nos fuimos a dar una vuelta por el pueblo.

Como yo suponía (sin ninguna base empírica, simplemente el nombre Calafate me recordaba a pueblo del Oeste), el pueblo tenía cierto parecido con los de las pelis del Oeste, pero obviamente mucho más moderno. Avenidas largas, y todo muy recto. Vimos que Volkswagen había copado la ciudad con la presentación de su nuevo todoterreno, el Amarok, y es que en El Calafate había todoterrenos de verdad, no como en España. También supusimos que esta era la razón del cambio de hotel...que ellos lo habían llenado para el evento.

Una de las casas típicas de Calafate

Solo habían pasado 3 horas y ya echaba de menos Ushuaia

Volvimos al hotel, y salimos a cenar a un sitio que prometía más de lo que luego fue, aunque nos tomamos un cóctel con una gominola extraña...que resultó ser el fruto del Calafate.

Al rico cóctel oigan

Otro monumento homenaje a los héroes de las Malvinas

Al día siguiente esperaba el ansiado Perito Moreno.

martes, 3 de enero de 2017

Diario de un viaje a Argentina: día 7: Ushuaia II, Parque Nacional de la Tierra del Fuego y la Prisión

Sonó el despertador pronto, como siempre a partir de Puerto Madryn, yo tenía los gemelos supercargados del día anterior, pero sabía que el segundo día sería más light. El microbus nos recogió pronto para ir al Parque Nacional Tierra del Fuego, que está apenas a 20 minutos de Ushuaia. Cuando llegamos, la mayoría de la gente optó por realizar la excursión en el tren del fin del mundo, el tren que transportaba a los presos desde la prisión de Ushuaia hasta allí, para realizar los duros trabajos...nosotros elegimos dar un paseo por el Parque, nos gusta andar entre la Naturaleza, y el Parque bien que merecía la pena, de hecho nos quedamos con las ganas de hacer un sendero circular de unos 8 km, que daba la vuelta a la Bahía Lapataia. Además, era una sensación curiosa tener enfrente la frontera con Chile y el estar en lo que era el final de la cordillera de los Andes.

Hombre, con el cartelito, claro jejeje

El tren del fin del mundo

Cucú

Lo del fondo...es Chile 
Bendita naturaleza


La visita, para variar, fue mayormente en el bus, pero al menos tuvimos tiempo para dar un par de paseos, el que he comentado más arriba y otro que hicimos luego, de un par de km, en el que llegamos al final de la ruta 3, la carretera más larga del mundo que transcurre entre Alaska y este punto de Ushuaia...un total de 17.848 km...casi nada...ideal para hacerla en bici jejeje.

El fin de todo...o el comienzo


Durante el transcurso de la excursión, nos explicaron cómo la población de Castores ha ido modificando el ecosistema del Parque, afectando a otras muchas especies autóctonas. De hecho, hace pocas semanas, se ha aprobado un polémico plan para matar a miles de Castores y paliar un poco estos efectos. Y también las polémicas que tienen Argentina y Chile por las fronteras.

Terminada la excursión nos fuimos a comer, y fue una tarea difícil, porque a las 3 de la tarde era complicado encontrar sitio, aunque lo conseguimos...en un sitio del que ya nos habían advertido, pero que no me di cuenta que era ese hasta que pagué....no recuerdo el nombre, pero básicamente le echan morro y te cobran la propina. Lo peor de Ushuaia, sin duda alguna. Aprovechamos para ver el mercadillo artesanal e hicimos tiempo para entrar a la visita guiada de la Cárcel, viendo el Museo del Fin del Mundo y la Casa del Gobernador.


El faro a tamaño real

La Cárcel...tal cual

La Cárcel estuvo activa entre 1904 y 1947 y durante la visita nos explicaron los presos más destacados que estuvieron entre sus barrotes, así como sus historias (algunas muy crueles). Ir a esa Cárcel era uno de los peores castigos de la época, puesto que era muy difícil escaparse, dada las duras condiciones meteorológicas de la zona y lo incomunicada que estaba la ciudad. Lo más destacado de la visita fue ver la parte que no está reformada, lo que era cárcel de verdad, y la réplica a escala real del Faro San Juan de Salvamento, más conocido como Faro del Fin del Mundo.

Volvimos al hotel, para volver a dar un paseo nocturno por la ciudad, que el día anterior no pudimos hacer por el cansancio. Y tampoco decepciona de noche, presidida por el Casino y el monumento a los héroes de las Islas Malvinas.

De noche es hasta más bonita

El monumento a los héroes de las Malvinas

El Casino...menudos coches había en la puerta

Al día siguiente se acabaría la estancia en Ushuaia...la espera mereció la pena...eso sí, ni rastro de Halloween jajaja.

lunes, 2 de enero de 2017

Diario de un viaje a Argentina: día 6: por fin, Ushuaia, el fin del mundo

Dicen que al final todo llega en esta vida, y supongo que es verdad. Cogimos el vuelo a las 9 de la mañana con destino a la ciudad a la que llevaba queriendo ir muchos años. Según nos acercábamos al aeropuerto de Ushuaia, íbamos viendo desde el avión los lagos y las montañas que rodean a la ciudad más austral del mundo.

Tuvimos mala suerte en los asientos, y nos tocó el lado en el que no se ven las montañas, pero por el contrario vimos el aterrizaje casi a ras de agua. Tras un viaje más tranquilo de lo que esperaba (pensaba que haría mucho viento), ya cuando aterrizas te das cuenta de que es un lugar especial...el aeropuerto son 4 casetas, así, tal cual jejeje. A la salida nos esperaba nuestra guía Malva, y el conductor que no me acuerdo de su nombre. Nos contó un poco el planning, las cosas interesantes que había que hacer por Ushuaia y lo que haríamos en la excursión del día siguiente al Parque Nacional de la tierra del fuego.






También dicen que no hay nada perfecto, y también es verdad, porque probablemente estuvimos en el peor hotel de todos los que nos tocó en el viaje. El hotel se supone que es de 4 estrellas, y entras y está limpio, tiene buenas vistas al lago y a la montaña, depende el lado que te toque en la habitación...el recepcionista, muy amable, nos dio las tarjetas para la habitación y....sorpresa...una habitación muy pequeña, apenas podíamos abrir la maleta, y por supuesto, nada de vistas al lago...a ras de carretera, con vistas a la montaña eso si, pero no podíamos abrir las cortinas, porque nos veían todos los viandantes jejeje.

Aprovechando que hacía muy buen día (mucho mejor de lo esperado para estar a tan solo 1000 km de la Antártida) decidimos hacer la excursión al Glaciar Martial esa tarde, y dejar la prisión para el siguiente día. Lo normal hubiera sido hacer la excursión en barco por el canal Beagle, pero nosotros desechamos la idea, porque ya habíamos vistos lobos marinos y pingüinos en Puerto Madryn.

Así que lo primero que hicimos fue bajarnos al cartel del fin del mundo, aunque antes nos encontramos con la Cápsula del tiempo, un lugar en el que en 1992 guardaron cosas, para que las habrán 500 años después, en 2492 y vean como vivíamos nosotros. Una gran idea la verdad. Llegamos al cartel, nos hicimos la foto y nos fuimos a buscar un sitio para comer.




Tras la comida, era la hora de subir al Glaciar, nos recomendaron subir en taxi hasta la casa del té, y desde ahí hacer la subida. Hay una ruta desde la propia ciudad, pero eran unos 7 km andando, y probablemente no nos hubiera dado tiempo a hacerla entera ida y vuelta, así que le pedimos al del hotel que nos llamara a un taxi. Por apenas 90 pesos nos llevó hasta dónde empezaba la ruta a pie al glaciar.

El clima en Ushuaia es muy cambiante, y aunque no hacía frío (de hecho, parte de la subida la hice en manga corta) si que había caído ya un pequeño chaparrón. Empezamos a subir por un amplio sendero, paralelo a un río que ibas escuchando todo el camino. Tras unos 30 minutos y 1,5 km aprox, llegamos a la primera parte de la subida, el pie del Glaciar. A partir de ahí tienes dos opciones, disfrutar de las vistas que iban mejorando a medida que íbamos subiendo, o darte la vuelta y volver por el camino a tomarte un rico té, zumo, café, o lo que quieras en La Casa del Té.

Y aquí estoy, en la ciudad más austral del mundo....en manga corta

El río

Vaya por delante, que el Glaciar Martial no tiene nada que ver ni con el Perito, ni con el Viedma, ni con lo que os imagináis como un Glaciar. No sé si sería la época, comienzos de primavera, pero apenas tenía nieve y hielo. Decidimos subir un poco más por otro camino, puesto que veíamos a gente que subía y nos encontramos con un cartel..."Ruta del Glaciar, 1,4 kilómetros, 400 metros de desnivel"...casi nada, pero decidimos subirlo.

Atravesamos algo de nieve y hielo, nos hizo sol, empezó a llover, luego aguanieve, luego granizo y por último algún copo...los 4 estados del agua jajaja, desde luego estábamos en un lugar especial. Vero sufrió, las cuestas eran muy empinadas, pero coronó el Glaciar como una campeona, y pudimos disfrutar de unas vistas espectaculares de Ushuaia y el canal Beagle.

Pues...esto es el Glaciar...

Nieve!!!

¿A que son impresionantes las vistas desde el Glaciar?

Iniciamos el descenso, a 800 metros, el frío se notaba jejeje, y nos tomamos un merecido descanso en La Casa del Té. Dijimos que ya bajábamos andando hasta Ushuaia, e intentamos encontrar el camino, sin mucho éxito, por lo que bajamos por la carretera que nos trajo el Taxi, porque más valía asegurar, porque ya estaba cayendo el sol. A mitad de camino encontramos el sendero y acabamos llegando a Ushuaia por un camino muy agradable, incluso antes de llegar al hotel, nos encontramos con un descampado que resultó ser un mirador con buenas vistas de Ushuaia.


La Casa del Té


Las vistas del atardecer en Ushuaia

Al final, a lo tonto, anduvimos más de 4 horas...no estuvo mal...obviamente estábamos muy cansados, por lo que llegamos al hotel, cenamos en el propio restaurante del hotel y a descansar merecidamente hasta el día siguiente.