viernes, 30 de diciembre de 2016

Diario de un viaje a Argentina: día 5: Puerto Madryn, Península Valds, las ballenas...¡por fin empezó lo bueno!

Empezaba el verdadero viaje. Nos levantamos a las 6:30 con el sol ya apareciendo, mucho viento y con unas vistas maravillosas desde la habitación. Desayunamos y nos preparamos para empezar el viaje a la Península Valdés...iba a ser un día de mucho autobús (microbús mejor dicho), puesto que haríamos casi 400 kilómetros.

Las vistas desde la habitación

A las 7:15 nos recogían Andrea y Gustavo para llevarnos hacía la Península. Lo primero que nos dijeron era que el plato fuerte de la excursión, la navegación para ver ballenas, podría ser tanto por la mañana como por la tarde, y que nos lo dirían más adelante. Por el camino nos fueron explicando un poco de historia de la península, la flora y fauna que nos encontraríamos, el comportamiento de los animales y las peculiaridades de la estepa patagónica. La primera parada, tras casi una hora de viaje, sería en el centro de visitantes en el que tomaríamos el primer contacto con las ballenas, viendo esqueletos y hasta las barbas de las ballenas.




La barba de ballena

A partir de ahí, otro trayecto en el que aprovechamos para descansar un rato, mientras los guías desayunaban el famoso mate argentino. Nada más cruzar el centro de visitantes, ya vimos algunos Guanacos y también alguna Mara, que serían las estrellas del camino, porque aparecían cada poco tiempo. La siguiente parada sería la pingüinera, creo recordar que era la de Caleta Valdés.

Los Guanacos

Un choique

Uno tiene la imagen de los pingüinos en la nieve, y que fuera de eso, no existen. Error...si me dicen que iba a ver pingüinos a 26 grados en la playa, no me lo habría creído...pero sí, ahí estaban jejeje. Este en concreto, era el Pingüino de Magallanes y fue muy gracioso porque había uno que estaba como posando y luego veías a otros en las madrigueras...y sí, estaba esperando que hubiera una acantilado y ver a 2000 pingüinos intentando volar...pero, no hubo suerte.

Parece de mentira, pero es de verdad jejeje

Después pusimos rumbo hacía la colonia de elefantes marinos, que sería todo un descubrimiento, pero antes tuvimos la suerte de ver Orcas...de lejos, pero las vimos, y por lo visto no es fácil captar ese momento puesto que solo dura varios minutos. Es otro gran recuerdo que nos llevamos. Antes de bajar a ver los elefantes, comimos, a una hora un poco pronta para nosotros, puesto que eran las 12, pero nos dijeron que a las 4 teníamos la navegación para las ballenas y no quedaba otra. Y cuando llegamos a la colonia de Elefantes marinos descubrimos un mundo muy curioso. Su comportamiento es peculiar, digamos que se pasan el día procreando, el tamaño de los machos quintuplica (en el mejor de los casos) a las hembras, hay constantes peleas por ver quién es el macho alfa...y a este no le importa arrasar una cría si no es suya.

El macho alfa en un ataque de celos, persiguiendo a otro. Tremendo jajaja


Y ya por fín, pusimos rumbo a Puerto Pirámide para embarcar y ver la ballena austral de cerca. Elegimos Puerto Madryn, en vez de Bariloche, por esto mismo, porque...¿cuándo íbamos a ver ballenas?, había que aprovechar la oportunidad. Antes de embarcar, paramos a ver a los lobos marinos, aunque de lejos y después, embarcamos. Y a mí no me decepcionó. Primero haces una navegación de unos 20 minutos, y ya, a lo lejos, el fotógrafo te va avisando de que empiezan a aparecer. Nosotros estábamos a final de temporada y apenas había 3-4 ballenas. No esperéis ver que salgan y salten como en las películas, pero si que se las ver sacar la cola, sacar la cabeza y respirar, e incluso juguetear con los barcos, porque pasan por debajo (momentos tensos jajaja) y salen por el otro lado.

La cabeza de la ballena

La ballena en acción

Momento en el que pasa ¡por debajo del barco!

Parece que soy el capitán jajaja

Estaríamos como una media hora viendo las ballenas, y retomamos la navegación de vuelta a Puerto Pirámide, para montarnos en el microbus e iniciar el camino de vuelta a Puerto Madryn. Llegamos al hotel, nos dimos una merecida ducha y nos fuimos a dar un paseo, viendo las tiendas de artesanía, el centro comercial, el paseo marítimo, y a buscar un sitio para cenar. Después de Iguazú, Puerto Madryn resultó ser la ciudad más barata en la que estuvimos...y la comida a lo grande.

La puesta de sol desde la habitación. Magnífica

La playa con el puerto al fondo

La Cena...MegaHamburguesa con una litrona de Quilmes

Acabamos el día con sensación de cabreo, porque al día siguiente a primera hora nos iríamos para Ushuaia. Mi pregunta era,  por qué nos habían tenido 4 días en Buenos Aires, y en Puerto Madryn solo 1, cuando, si hubiéramos tenido un día más, podríamos haber hecho una excursión de snorkel o simplemente disfrutar de la playa...en fin.

Nos gustó mucho Puerto Madryn, el viaje empezaba a compensarnos :).





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