jueves, 22 de diciembre de 2016

Diario de un viaje a Argentina: Día 1: La llegada, el tour panorámico y Buenos Aires no nos iba a querer

Por fin, después de todo un año preparando la boda, llegaba nuestro merecido viaje. Teníamos muchas ganas de conocer Argentina y era un destino que teníamos claro, incluso antes de comprometernos. El planning del viaje era Buenos Aires, Puerto Madryn, Ushuaia, Calafate, Iguazú y mis dos expectativas estaban puestas en Ushuaia y Calafate.

El vuelo a Buenos Aires era de unas 13 horas...el mayor tiempo que he estado en un avión, superando el viaje a Cuba. Afortunadamente, el vuelo era de noche (salíamos a las 11 de la noche) y el avión operado por Aerolíneas Argentinas era bastante amplio y con pantalla para ver pelis, jugar, escuchar música...

Kung Fu Panda 3 en argentino en el avión

Llegamos a Buenos Aires a las 3:30 de la mañana, con algo de adelanto sobre el horario previsto, lo que implicó que nuestra guía no estuviera todavía en el aeropuerto (primer contratiempo). Nuestra idea era, dadas las horas, llegar al hotel y descansar algo hasta las 9:30 que teníamos el inicio del Tour y cuando llega nuestra guía y nos dice...que no podemos entrar al hotel hasta las 2....

Lo pensé fríamente y era lo lógico, pero no nos lo esperábamos..así que dejamos las maletas y a las 6:30 de la mañana nos fuimos a dar una primera vuelta por Buenos Aires. Nuestro hotel era el Intersur Recoleta, en el mismo barrio (uno de los más pudientes de Buenos Aires) y sin destino fijo, cogimos avenida hacía abajo...Poco ambiente a esas horas todavía, y llegamos a un parque con una especie de flor de metal en medio, la floralis genérica, una escultura metálica que abre y cierra sus pétalos dependiendo la hora del día.

La Avenida de Callao, a las 5 de la mañana

Un banco para reposar la espalda bien
Tras ello y, aprovechando que el Cementerio de Recoleta (¡sorpresa!) estaba abierto a las 7 de la mañana, entramos a dar un paseo por él. Y la verdad es que es bastante impresionante y bonito, tiene muchos mausoleos y los viernes hacen visitas guiadas en español a las 11 de la mañana, a la que también fuimos.

Entre paseo y paseo, intentamos encontrar algo para desayunar, pero no había forma, aunque después del cementerio, justo enfrente, dimos con un bar, bastante amplio y con pinta de caro. Allí me tomé la primera empanada, bastante rica y el bar en cuestión resultó ser La Biela, uno de los restaurantes con más historia de Buenos Aires, cosa de la que me enteré por la tarde, viendo la guía jajaja. 

Y ya nos fuimos para el hotel, a esperar a que nos recogieran para el Tour...un Tour en el que suponíamos que nos iban a parar en sitios y dejarnos tiempos para explorar zonas y demás...nada más lejos de la realidad. El día era lluvioso y frío y en principio agradecimos ir en el minibus. El guía, creo que se llamaba Gustavo, nos fue explicando el recorrido que íbamos a hacer, y ya algo no nos cuadraba, porque solo nos señaló dos paradas.

Así que paramos en la Plaza de Mayo para hacer una breve visita a la Catedral y ver la Casa Rosada por fuera. La Catedral es bonita por dentro y distinta por fuera, puesto que no parece una Catedral, más bien un museo, pero merece la pena visitarla, porque además es gratuita. 20 minutos después nos volvimos a subir al Minibus para seguir nuestro recorrido, atravesando la Avenida 9 de Julio, la más ancha del mundo, con un sinfín de carriles...y de tráfico, para llegar a San Telmo con destino a Boca.


La Catedral

La Casa Rosada


Obvia decir que en San Telmo no paramos, nos explicó un poco la historia del barrio (para que os voy a engañar, el sueño hacía mella) y al fondo apareció la Bombonera, con lo que me puse en alerta de nuevo. 
Boca es, quizá, el barrio más famoso de Buenos Aires, sobre todo por tres motivos: allí nació el Tango, por sus coloridas casas y, por supuesto, por el fútbol, el estadio de uno de los dos clubes más importantes del país, Boca Juniors (el otro, también de Buenos Aires, es River Plate), y ser el origen del jugador más grande que ha dado el balón hasta la fecha...Diego Armando Maradona.

La Bombonera

Bien merece la pena el barrio y sus calles, pero, también supuso una pequeña decepción, porque es muy pequeño...se limita a una manzana. Nos dejaron un tiempo para dar una vuelta y poco más...nada que ver con el día siguiente en el que el Tour en bicicleta nos explicó con mucho más detalle la historia del barrio.
Y ya de nuevo al autobús para no volver a bajar...Pasamos por Puerto Madero y...se acabó...prácticamente 3 horas metidos en un autobús para, básicamente, no ver nada...si lo hubiéramos sabido, nos habíamos ido por nuestra cuenta y nos había cundido mucho más. Le dijimos que nos dejara en la Avenida del 9 de julio, dónde comeríamos y luego iríamos al hotel a una merecida siesta. Probamos la Quilmes (ya no la abandonaría en todo el viaje) y el famoso cordero argentino...y la verdad, aunque estaba rico (a Vero no le gustó mucho) el español le da mil vueltas.



El cordero y la Quilmes

El obelisco de la Avenida del 9 de julio

Y nos fuimos al hotel a que nos dieran nuestra habitación y echarnos una buena siesta de unas dos horas aproximadamente. Por la tarde, decidimos ir a ver la floralis genérica, puesto que por la mañana estaba cerrada, y paseamos por la zona hasta llegar al MALBA, dónde nos tuvimos que dar la vuelta, porque empezó a llover bastante.

La Floralis Genérica

Y llegamos al hotel para darnos una ducha y salir a cenar y cuando damos al grifo para llenar la bañera........el agua sale marrón...bueno serán las tuberías, vamos a dejarla correr un rato...10 minutos después seguía igual....así que bajamos a recepción, y no nos podían dar otra habitación hasta el día siguiente...nos tocó ducharnos en los vestuarios del spa. Nos fuimos a cenar a una pizzeria cerca del hotel...y fin del primer día...La conclusión era evidente, Buenos Aires iba a ser la típica ciudad que no te quiere, al menos a nosotros.

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