Vaya por delante que adoro Portugal, desde mi primera visita en el 2010 a Lisboa, me quedé enamorado, de la ciudad primero, del país y de su gente. De hecho a Lisboa volví una segunda vez para hacer el Triatlón en el 2013. En ese viaje además fuimos a Setubal y estuvimos en Azeitao, una tranquila villa enclavada en el Parque Natural da Arrábida, todavía más bonito. Pero es que en septiembre de 2012, tuvimos una boda en Bragança, y puedo decir que la carretera que transcurre desde esta localidad portuguesa hasta Sanabria, es tan preciosa como peligrosa, pero merece la pena :). Y en Agosto, fuimos a Oporto de vacaciones, 4 días...y me gustó muchísimo más que Lisboa, y era difícil.
Fuimos Vero y yo de vacaciones, de lunes a jueves si no recuerdo mal, y el plan era dedicar un día bien a visitar Braga o bien Guimaraes. Finalmente elegimos la primera opción. Oporto nos recibió con lluvia y fresquete para ser agosto. Volamos con Ryanair, tirado de precio, y desde ese día descubrí que la aerolínea irlandesa, había mejorado bastante en los últimos años, solo sigo echando en falta que ponga redecillas en los asientos. Nos alojamos en un hotel que tenía muy buenas referencias en Trip Advisor, el hotel
B&B Porto Centro y un precio muy bueno. No las tenía yo todas conmigo, pero es una maravilla. La decoración, cinematográfica a más no poder, es genial y la ubicación, en la Praça da Batalha, inmejorable.
Lo primero que hicimos fue ir a la Iglesia y la Torre de los Clérigos y...darnos cuentas de que Oporto...llano lo que se dice llano, pues no es la verdad, ¡pero para eso están las piernas!. Además nos pillaba a escasos 10 minutos andando. El conjunto data del siglo XVIII y está en lo alto de lo que antiguamente era un cerro. La torre es la más alta de Oporto con 76 metros, hay buenas vistas, aunque lo nublado del día las deslucieron un poco, y para subir hay que esperar cola casi con total seguridad. No esperamos mucho, no se si fue cosa de 15 minutos...lo suficiente para observar los intentos de colarse de la gente...española por supuesto...
Después era hora de comer y comprobar, una vez más, la generosidad y riqueza que tanto me gusta de la cocina portuguesa. Tras coger fuerzas, nos dirigimos hacia la Catedral de la Sé, por supuesto bajando y subiendo cuestas y escaleras, con el sol ya pegando en todo su esplendor.. Esta nos gustó más que la de los Clérigos. La entrada a la Catedral es gratis, pero el Claustro, que es lo que realmente merece la pena, cuesta 2 euros con la Porto Card y 3 sin ella. El Claustro es muy bonito. Y ya con las visitas "obligadas" del día concluidas fue turno de ir al Museo...dar una vuelta por la Praça da Liberdade y ver el Gabinete de Numismática, y, como sobraba tiempo, pues fuimos a visitar "O Dragao", cuyos alrededores me gustaron mucho.
Lo mejor del intenso día, sin embargo, quedaba para el final, ver la puesta de sol desde el mirador da Serra do Pilar...encontrado por casualidad, pero bendita casualidad. Las imágenes hablan por si mismas, aunque serían todavía mejores, el último día. Cena y a dormir.
Día 1 en imágenes:
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El Claustro |
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Vista desde La Torre de los Clérigos |
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La Torre |
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Una señora acuñando moneda jejeje |
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¡Do Dragao! |
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Oporto y el Duero...sin palabras |
El día siguiente era turno del Palacio de la Bolsa, los Jardines del Palacio de Cristal, la Iglesia de San Francisco, y por la tarde....playita :). El Palacio de la Bolsa bien merece una visita, además charlamos largo y tendido con una de las empleadas de allí, sobre lo mal que se llevan portugueses y brasileños. Después nos montamos en el típico tranvía portugués y fuimos, no sin perdernos un par de veces, a los Jardines del Palacio de Cristal, de los que me esperaba algo más. Están bien, pero si vas apurado de tiempo, bajo mi punto de vista, son prescindibles. Y lo que no es prescindible es la playa :). Queríamos ir a una playa que no fuera muy turística, pero al final, por rapidez y comodidad de metro, fuimos a Matosinhos. Al principio nos pusimos muy cerca del puerto y el olor a petróleo era desgradable, pero luego nos alejamos un poco y ya pudimos disfrutar de un agua que, para ser el Atlántico, estaba estupenda. Entre baño y baño, fuimos caminando por las playas, pasamos el Palacio del Queso, al que no entramos, y al final decidimos coger un autobús para ya acercarnos al hotel. Cena y a descansar, que al día siguiente nos esperaba Braga.
Día 2 en imágenes:
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Palacio de la Bolsa |
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Los jardines |
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El tranvía |
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Un coche antiguo en los jardines |
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Iglesia de San Francisco |
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El Palacio del Queso |
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La playa, casi para nosotros |
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¡Que habrá más allá! |
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El hotel...os dije que era bonito |
La motivación principal para ir a Braga, era ver la Iglesia Bom Jesús do Monte, cuyo camino te convalidaba fácilmente una sesión de entrenamiento. Cogimos el tren en la Estación de Sao Bento, otra de las cosas a ver en Oporto, y después un autobús, que desconocía el aire acondicionado, hasta la Iglesia. La visita merece la pena, por lo bonito (y duro) que es subir hasta la iglesia, a lo largo de sus interminables escaleras, adornadas en cada descansillo, a ambos lados, con diversas figuras religiosas. La Iglesia por dentro es lo que es, y los jardines de fuera y las vistas de la ciudad, compensan la subida. Y solo por esto merece la pena ir a Braga, porque la ciudad, la verdad que nos decepcionó. Seguramente hubiera sido mejor elección Guimaraes.
Ya de vuelta a primera hora de la tarde en Oporto, la dedicamos a lo que nos quedaba pendiente, la famosa librería "Lello e Irmao" conocida mundialmente por aparecer en Harry Potter. Muchísima gente, es bonita, y ya que estás en Oporto, tienes que visitarla, pero intenta evitar las horas punta. Y nos quedaba, como decía más arriba, lo mejor del viaje...atardecer y cena en Vila Nova de Gaia. A pesar de que no soy muy de vino, que menos que tomarme una copita en el sitio vitícola por excelencia. Pero lo que estaba rico era la "Francesinha" que tiene bien merecida su fama. Disfrutamos del ambiente en la Ribera del Duero y para culminar cogimos el Funicular que nos lleva hasta lo alto de la ciudad. Uno de las noches más agradables de mi vida, en la mejor compañía posible :).
Día 3 en imágenes:
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El camino hasta la iglesia |
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La iglesia |
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Los jardines de la iglesia |
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¡Nosotros!, bueno nuestras sombras :D |
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La estación de Sao Bento |
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La Librería de Harry Potter |
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El atardecer desde el mirador |
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Vila Nova de Gaia con sus típicos barquitos cargados de vino |
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La noche sobre el Duero |
El jueves era el día de vuelta y aprovechamos la mañana para desayunar (íbamos a ir al Majestic, pero hay opciones mucho mejores y más baratas) y hacer un intento de visita al Mercado do Bolhao...que estaba cerrado :(. Recogida de las maletas y de vuelta a Madrid, con un gran recuerdo, como siempre del país, y en concreto de la ciudad, a la que seguramente volveré muchas veces a lo largo de mi vida.
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El Mercado cerrado |
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El Majestic (desayunamos justo enfrente) |
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mmmmm rico ricooo |
Lo imprescindible para ver:
Oporto en sí es imprescindible, en un fin de semana la puedes ver bastante bien. Pero las cosas que no puedes dejar de ver son: La Torre de los Clérigos, la Catedral de la Sé, Vila Nova de Gaia y la estación de Sao Bento. Por supuesto no dejes de pasear por todos sus rincones y mucho menos ver la ciudad desde los miradores del Duero. Y ya dependiendo de la época del año en la que vayas, un bañito en el Atlántico siempre es de agradecer.