Como todavía nos sobraban unos días de vacaciones, decidimos dejarlos para Enero a ver si encontrábamos algún viaje interesante. La idea principal fue ir a Tromso a ver si cazábamos alguna Aurora, pero entre que los billetes fueron subiendo muy rápido, y que vimos que en los días que iríamos habría luna llena, lo descartamos completamente, así que nos decidimos por otro lugar que teníamos apuntado desde hace bastante tiempo: Edimburgo.
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El cartel a la salida del aeropuerto |
No habíamos ido antes porque siempre que mirábamos los precios eran bastante alto para volar con Easyjet, que es una aerolínea de bajo coste, y me niego a pagar más de 80 euros por un billete de bajo coste. Sorprendentemente, la vuelta si estaba muy barata, siendo además un domingo por la tarde, y la pillamos por unos 35 euros cada uno. Para la ida, se me ocurrió la idea de ir con Ryanair vía Londres, y el ahorro era considerable. El vuelo a Londres unos 18 euros y de Londres a Edimburgo unos 12...perfecto. La primera combinación que vi era con una escala de 4 horas...no estaba mal, pero después encontré una con una escala de 50 minutos...dije, ¡perfecto! llegamos a las 10 a Edimburgo y aprovechamos el día....se me olvidaba el pequeño detalle de que Londres y yo tenemos una historia más bien de odio....y claro siempre que la piso, pasa algo.
Ya habíamos hecho alguna escala corta, incluso una de 45 minutos. Hasta dónde yo sabía, una escala consiste en cambiar de puerta de embarque, sin necesitar más trámites....pues no...en Stanted no. Hubo que pasar el control de pasaportes como si te fueras a quedar en Londres, con la consiguiente cola y claro, una vez pasado eso, obviamente había que pasar nuevamente el control de seguridad, otra cola y otra pérdida de tiempo...ya íbamos muy justos, aún así corrimos y resulta que para ir a nuestra puerta de embarque, había que coger un tren...cojonudo...me dí la última carrera, para que el chico que estaba en la puerta me dijera que ya se habían cerrado las puertas....Nos habíamos quedado 8 personas en tierra.
Llamamos...vinieron y cuando pensábamos que nos iban a llevar al avión...nada más lejos de la realidad. Nos llevaron al mostrador de Ryanair, en el que muy amablemente nos ofrecieron billetes para el siguiente vuelo...a 100 libras...no nos quedó otra...al final nos salió como si hubiéramos volado directamente con Easyjet.
Empezaba mal el viaje, pero fue pisar Edimburgo y todo cambiaría. Aterrizamos y nos dirigimos a coger el bus express que nos lleva hasta la ciudad en apenas 15 minutos. Nos bajaríamos justo donde comienza Princess Street y desde ahí tardamos 15 minutos andando hasta el Novotel Edinburgh Centre en el que nos alojaríamos. Y el recibimiento no pudo ser mejor, puesto que una de las recepcionistas (luego veríamos que habría otra más) hablaba español. Así que un trauma que nos quitamos.
Hicimos el check-in y nos fuimos a hacer una toma de contacto por la ciudad, puesto que a las 6 teníamos el tour del miedo, y ya eran las 3 de la tarde. Comimos rápido y barato en una pizzeria Kebab, a la que volveríamos un par de veces más en el viaje, puesto que nos trataron bien y encima nos hacían descuento, y nos fuimos a ver la Catedral de St Giles.
Me gustó mucho, este tipo de catedrales de estilo gótico y neogótico, me gustan mucho. No es que entienda yo mucho de arte, simplemente me sorprende como en aquellos tiempos podían realizar construcciones de semejante magnitud. La Catedral tiene diversos motivos que rememoran la historia de Escocia y a sus personajes más importantes. Si quieres hacer fotos, tienes que hacer un donativo de 2 libras.
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La catedral por dentro |
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La Catedral por fuera, preciosa con la luna llena |
Ya era de noche, puesto que en esa época del año, en el norte anochece sobre las 4 de la tarde. Nos dio tiempo a volver al hotel a por algo más de abrigo y de camino paramos en el Cementrio Greyfriars. En Edimburgo los Cementerios están abiertos las 24 horas del día y puedes pasar libremente. Este cementerio tiene dos historias, una bonita, la del perro Bobby que estuvo durante 14 años custodiando la tumba de su dueño y que tiene una estatua a la entrada del cementerio, y la otra, más tenebrosa, la del fantasma de Mackenzie, del que os hablaré en otro post.
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Aquí está Bobby |
Además, para los fans de Harry Potter, es famoso también por albergar los restos de Lord Voldemort.
Reservamos con Sandemans New Edinburgh que tiene Tours gratuitos por la ciudad, aunque este era de pago. Realmente no era un Tour del miedo, de hecho no se llama así, más bien es el Tour del Lado Oscuro, que es como se llama realmente, y te cuentan la historia oscura de la ciudad, centrado sobre todo en crímenes y sucesos de hace años. Lo cogimos porque de paso nos serviría para seguir conociendo la ciudad, y así fue. Recorriemos parte de Princess Street, pasamos por South Bridge, subimos a Calton Hill, nos adentramos en el Cementerio del mismo nombre y por último recorrimos parte de la Royal Mile.
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Las vistas nocturnas desde Calton Hill |
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Lápida con cara parecida a "El grito" dentro del cementerio de Calton Hill |
No me acuerdo del nombre del guía, que no estuvo mal, pero no fue tampoco nada extraordinario. Acabamos en el "fin del mundo" (The World's End), y no me refiero a ese lugar maravilloso en el que habíamos estado apenas 2 meses antes, el verdadero fin del mundo, Ushuaia, sino a un famoso pub escocés enfrente del cual se encontraban las puertas de entrada y la salida a la ciudad.
Habíamos madrugado, y el cansancio empezaba a pasar factura, fuimos al hotel a ducharnos, y salimos en busca de cena. No nos complicamos mucho, buscamos comida rápida, de paso encontramos una de las famosas cabinas azules, aunque cualquier parecido con las del Doctor Who, son coincidencia y a descansar hasta el siguiente día, en el que tendríamos otro Tour, esta vez al Castillo.
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Una de las cabinas azules que ahora sirven como cafeterías. |