Seguramente no habría hecho falta, pero leí que para visitar el Parlamento, o se reserva por mail más de 9 personas, o lo tienes que hacer 24 horas antes por teléfono y, claro, no me fío yo de mi inglés para hablar por teléfono jajaja.
Tras mirar muchas, la única que especificaba claramente que se visitaba el Parlamento fue Rumanía Viajes así que contacte con ellos y muy bien. Nuestro guía, Christian, fue puntual y hablaba español más que decentemente, puesto que había vivido en Barcelona bastante tiempo.
El recorrido empezaría en el Museo de la Aldea y, tras atravesar la avenida principal y ver el Arco del Triunfo y el monumento a los aviadores, el Museo de la Aldea.....estaba cerrado. Era algo previsible según nos acercábamos, puesto que el 15 de agosto, como en España, es festivo nacional desde hacía 1 o 2 años. Yo creo que ni muchos de los propios rumanos lo sabían. Así que la siguiente parada fue el Ateneno.
Bueno, hay que decir que si contratas el tour, todas las visitas están incluidas en el precio del mismo, así que por esa parte nos despreocupamos.
El Ateneo es muy bonito, la visita no dura mucho porque no tiene mucho que ver, pero las dos salas que se ven, tanto el recibidor como el auditorio, son de gran belleza. La entrada, como todo en Rumanía, era muy barata, aunque no sé muy bien cuánto (creo que 10 leis, unos 2,5 euros).
Después vimos la Plaza de la Revolución (que ya habíamos visto en nuestro paseo nocturno del día anterior), el lugar en el que Ceacescu dio su último discurso antes de escaparse en helicóptero y nos dirigimos a la Biserica Kretzulescu de estilo ortodoxo y una de las más antiguas de Rumanía.
El tiempo pasaba rápido y ya casi era hora de ir al Parlamento. El segundo edificio más grande del mundo después del Pentágono. Yo diría que la visita es imprescindible, más que nada porque es de lo poco diferente que te ofrece Bucarest. Ceacescu quería que Bucarest fuera una imitación de París (de ahí el Arco del Triunfo, entre otras cosas) y hacía todo a lo grande. La visita del Parlamento nos llevó casi dos horas y tiene salas tan grandes como bonitas. En esas 2 horas apenas vimos un 5% del edificio y eso que todavía no está terminado.
Como siempre lo mejor llega cuando te sacan a la terraza y tienes una magnífica visión del Bulevar Unirii. En esta terraza Ceacescu quería dar los discursos, pero estaba tan lejos de la gente, que al final se tuvo que acercar más.
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Las vistas desde la terraza del Parlamento |
Al ser festivo no pudimos reservar en el famoso Caru cu Bere (la guía nos hacía la reserva) pero nos guardamos ese comodín para otro día. Eso sí, Christian nos recomendó subir por la noche al restaurante Victoria...más tarde vendrá el porqué ;).
Fuimos a comer y a descansar un rato antes de dedicar la tarde al parque más grande de Bucarest, el Parque Herastrau. Cogimos el metro para ir (nos gusta coger el metro en las distintas ciudades a las que vamos) y en apenas 3 paradas llegamos. Es un parque bonito, no voy a decir que no. Tiene un lago por el que se puede pasear en barca, una islita conectada por un puente e incluso había hueco para un festival de cerveza o algo similar, con género de muchas ciudades del mundo.
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El lago del Parque Herastrau |
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Me pareció curioso ver este recuerdo a Michael Jackson |
Tras casi 2 horas y un helado, salimos del Parque y nos paramos a observar el Arco del Triunfo. Yo no he estado en París, pero supongo que será idéntico, además la luz del atardecer le daba un toque más bonito todavía.
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El Arco del Triunfo de Bucarest |
Intentamos bajar andando, pero Vero estaba muy cansada y al poco cogimos el metro de vuelta al hotel.
Salimos en búsqueda del Victoria, y resultó ser un restaurante-pub en una terraza de un cuarto piso, descubierta, con unas bonitas vistas de Bucarest y, por supuesto, lleno de rumanos que estaban cenando y bebiendo. Imposible cenar, una lástima porque hubiera merecido la pena.
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Las vistas desde el restaurante Victoria |
Al día siguiente comenzaría la aventura.