lunes, 20 de febrero de 2017

Diario de un viaje a Argentina: día 13: Iguazú desde el lado brasileño y colorín colorado

Ley de vida, todo lo bueno se acaba y nuestra Luna de Miel no iba a ser menos. El último día también sería duro. Tocaba la visita desde el lado brasileño, el vuelo a Buenos Aires, 4 horas de escala y el vuelo largo hasta Madrid.

Volvimos a madrugar para ir hasta el lado brasileño, para el que se tarda casi 1 hora entra trámites de aduana y demás. Mola porque como cambias de país, pues te sellan el pasaporte claro, y no mola tanto, porque, obviamente, al ser otro país, pues también hay otra moneda y claro, pagar puedes pagar en pesos argentinos...pero pagues en pesos o en euros, te devuelven en reales y ponte a pensar si te han timado o no.

La excursión de este día sería sensiblemente más corta que la de la anterior y apenas estaríamos unas 2-3 horas en el parque de Iguazú.

Era muy difícil, casi imposible, superar lo que habíamos visto el día anterior, y en efecto, el lado brasileño no iba a superar al lado argentino. Antes de llegar nos ofrecieron la opción de sobrevolar las cataratas en helicóptero. Muchos de nuestros acompañantes lo hicieron, nosotros decidimos desecharlo, porque 10 minutos de vuelo por casi 100 euros, para ver algo que puedes ver en un dvd, no lo consideramos rentable.

Hacía calor, pero la mayor parte del paseo era a la sombra, por lo que no se hizo muy duro. Por el camino vimos un Tucán, algunos coaties, monos etc...y lo mejor que ofrece el lado brasileño son dos cosas: las vistas de prácticamente todos los saltos del lado argentino, y la pasarela final en la que te empapas y puedes disfrutar de una vista completa de la Garganta del Diablo, pero nada comparable a la vista desde el lado argentino.

Panorámica de todos los saltos

La Garganta del Diablo desde otra perspectiva (y la pasarela en la que acabaríamos)
Yo recomiendo ir a los dos, porque son dos cosas distintas y tienen razón con lo que dicen, que desde Brasil se ven las Cataratas y desde Argentina se viven. Desde luego que si alguien está pensando en qué cosas serían imprescindibles ver en su vida, las Cataratas de Iguazú son uno de ellas.

Esperando al ascensor que nos alejaría definitivamente de las cataratas :(


A la vuelta paramos en un tienda en la que pudimos multitud de objetos realizado con piedras preciosas, y también asustarnos con el precio y ya comimos en el hotel para ir hacia el aeropuerto y poner rumbo a Buenos Aires. En el despegue se atisba el vapor de las Cataratas pero no se ven.

La última comida en Buenos Aires, no podía ser otra


4 horas de escala en Buenos Aires, que nos sirvieron para cenar y realizar las últimas compras, entre ellas, estas dos cosillas que tenía pendiente jejeje.




Y despegamos rumbo a Madrid. Dormimos relativamente bien y aterrizamos sobre las 4 de la tarde, poniendo fin a un viaje impresionante, recomendable e inolvidable.

viernes, 17 de febrero de 2017

Diario de un viaje a Argentina: día 12: lo mejor siempre está por venir: Iguazú

Como era tónica habitual, madrugamos para desayunar y estar listos para el autobús que nos recogería a eso de las 7. Por temor a los mosquitos, nos pusimos unos modelitos un tanto estrafalarios jejeje. Éramos un grupo grande, pero no llenábamos el autobús, así que fuimos cómodos. El guía se nos presentó, se llamaba Julio y debe ser que tuvimos suerte con él, porque nos dio una serie de explicaciones que no sé yo si los otros lo harían.

Esto es la salida del hotel. De no ser por algún coche, parecería la selva pura

Nos estuvo contando un poco de la historia de Iguazú (el recorrido dura unos 20 minutos por el lado argentino) y en qué consistiría el día. Además pasamos por encima del río Iguazú, lugar en el que confluyen las fronteras tanto de Argentina, como de Brasil y Paraguay.

Llegamos a la entrada del Parque y nos encaminamos hacia el tren que te lleva a la Garganta del Diablo. No pudimos coger el primero, porque ya había bastante cola y no entramos. Julio nos había dicho que una vez nos bajáramos del tren teníamos que ir hacía la Garganta, sin esperar a nadie, que ya nos reuniríamos allí, puesto que los grupos esperan para ir todos juntos. El viaje en tren dura unos 10 minutos y es muy agradable la sensación de ir en medio de la selva. Nos bajamos e hicimos caso a Julio.

Adelantamos a varias personas, pero no muchas, y a mita de camino también pasamos a 4 señoras que venían en nuestro grupo y que llevaban un buen ritmo también. El recorrido desde la estación hasta la Garganta es de 1,5 km aprox. La recomendación de Julio era no pararse a hacer fotos en el camino de ida, puesto que ya habría tiempo en el de vuelta. Según nos acercábamos, ya se iba viendo el vapor que soltaban las cataratas.

Ya se iba atisbando que algo grande iba a suceder
 Como he ido contando estos días, hay sitios en el que las cosas salen todo bien y sitios que no (sirva Buenos Aires como ejemplo de esto último), Iguazú fue ejemplo de lo primero. Ya me habían dicho que era espectacular, yo decía que no sería para tanto, que a fin de cuentas era agua cayendo, que yo iba a este viaje con más ganas del Perito Moreno que de Iguazú....la gente no se equivocaba.

Fue acercarnos a la pasarela y sentir que iba a presenciar algo para lo que la palabra impresionante se quedaría corto. Además, gracias a las recomendaciones de Julio, llegamos y...¡no había nadie en la pasarela! ¡pero nadie!...la Garganta del Diablo para nosotros solos. Obviamente, esto duró apenas 5 minutos, pero fueron 5 minutos que no olvidaremos nunca.

De verdad que cualquier palabra que use, cualquier foto o video que veáis aquí no será suficiente para que os hagáis la más mínima idea de lo que son las Cataratas de Iguazú. Jamás había visto semejante masa de agua fluir con esa fuerza y velocidad. Nos habían dicho que debido a las últimas lluvias, venían con un 20% más de agua, y debía ser verdad. A pesar de que las pasarelas ya estaban llenas de gente, no me cansaba de deleitarme, pero había que volver, así que pusimos un ritmo más tranquilo para llegar a la hora estipulada al tren para volver al parque e iniciar el recorrido por el circuito superior e inferior, antes de iniciar la excursión dentro de las cataratas.

Panorámica de la Garganta del Diablo

Con la pasarela para nosotros solos y nuestro modelito.

Sobran las palabras.

La pasarela 10 minutos después de nuestra llegada
El circuito superior no nos aportó mucho más allá de alguna vista panorámica de los saltos que veríamos más de cerca desde el paso inferior, y eso sí, encontrarnos con animales en su estado natural, como los coatíes o los monos.

¡¡¡Jurassic Park!!!


Un coatí


Un doble Arco Iris, creo que en el Bossetti


El circuito inferior mereció mucho más la pena, puesto que nos acercamos a mucho de los saltos (el de San Martín, el de las dos hermanas, el Bossetti). No recuerdo exactamente en cuál, pero nos empapamos de lo lindo. Además sirvió para probar la resistencia al agua del S7 de cara al paseo en zodiac por las cataratas.

Y la verdad es que merece la pena el paseo. Lo malo fue que, de tanta agua que bajaba por la Garganta del Diablo, no nos pudimos aproximar a ella, por lo que nos quedamos en sus hermanas pequeñas. Es toda una experiencia sentir el ruido y la fuerza de las cataratas dentro de las mismas. Obvia decir que acabas empapado, por lo que se recomienda llevar ropa de repuesto, o un poncho.

El paseo es de unos 25 minutos, de los que solo merecen la pena los primeros 10 minutos que son en los que estás jugando con las cataratas. Después vendría un "safari" por la selva, que fue un poco decepcionante puesto que ningún animal salió a nuestro paso. Y prácticamente aquí finaliza la excursión del día, el resto fue tiempo para comer y comprar algún souvenir y vuelta al hotel.

Acercándonos a las cataratas

El S7 aguantó como un campeón. ¡Mejor que en el Parque de Atracciones!

Claro que para nosotros no había acabado lo bueno. Pudimos disfrutar de la piscina del hotel, y lo que es mejor, de bañarnos en plena noche (a las 7 anochecía) solitos en una piscina, y además, en un jacuzzi al aire libre que estaba al lado de la piscina.

El Jacuzzi

La Piscina para nosotros solos :)

Un día INOLVIDABLE.


jueves, 16 de febrero de 2017

Diario de un viaje a Argentina: día 11: día de aeropuertos y aviones

Este día poco tiene que contar. Era el día más coñazo de todos los que teníamos programados, puesto que teníamos que ir de Calafate a Buenos Aires, una escala de unas 3 horas y de ahí a Iguazú. Total entre escalas y vuelos, unas 9 horas.

Aprovechamos la mañana para hacer algunas compras. Os había dicho que Ushuaia era caro, pero es que Calafate lo es todavía mucho más, pero encontramos alguna cosilla que otra. Nos recogieron y nos llevaron al aeropuerto.

Hasta a miles de km de distancia me proponen cosas jajaja

Obvia decir que en este día, el tiempo había mejorado muchísimo...apenas hacía viento, hacía sol...en fin lo típico cuando vas de viaje jejeje. Intuyo que desde el avión pude ver lo que el tiempo me negó el día anterior, el cerro Fitz Roy, no sé si me podréis ayudar, yo creo que sí porque era el pico más alto que se veía por la zona.

El Lago Argentino con su tonalidad turquesa

Creo  que el Fitz Roy es esa elevación

El vuelo de Calafate a Buenos Aires duraba casi 3 horas, y por supuesto no podía faltar la cajita de merienda de Aerolíneas Argentinas. Llegamos al Aeroparque Jorge Newbery y por supuesto, como no podía ser de otro forma, en la capital argentina, 1 semana después, el tiempo había cambiado por completo y nos recibía con unos espléndidos 27 grados, nada que ver con los 18 que había los 4 días que estuvimos allí.

Buenos Aires, radiante, como no la habíamos visto en 4 días...

No se nos hizo demasiada larga la escala ni tampoco el vuelo a Iguazú, que era algo más cortito, unas 2 horas y, sí, lo habéis adivinado, nos dieron la cajita de merienda jajaja.

Llegamos a Iguazú, y ya el clima era completamente distinto al de los últimos días, calor, pero no excesivo, mucha vegetación y bichos, que eran mi pánico, aunque al final fue mucho menos de lo esperado jejeje.

Nos dejaron en el hotel, alejado del centro de la ciudad, pero era un hotel maravilloso, el Mercure Iguazú Hotel Iru. Una gran habitación con una enorme mosquitera y vistas a la piscina que por la noche brillaba con luz propia...al día siguiente la disfrutaríamos :).


miércoles, 15 de febrero de 2017

Diario de un viaje a Argentina: día 10: el peor de todos, viaje frustrado a El Chalten

Como teníamos un día libre en Calafate...lo normal es hacer una excursión porque el pueblo poco interés turístico tiene. La tentación era Torres del Paine...pero al final eran muchas horas y pasar una frontera y bueno...nos decidimos por el Chaltén y la visita al cerro Fitz Roy.

La previsión no era halagüeña, pero no pensábamos que fuera a llegar a tanto. Nos recogió el microbus a eso de las 7...y soplaba un viento bastante interesante, nos habían avisado de que habría rachas de 120 km/h, aunque mientras solo fuera viento...

En el Calafate el día era soleado, iniciamos el recorrido que serían unas 5 horas ida y 5 horas vuelta en el microbús. La primera parada fue en un mirador hacía el lago argentino. Nada que no hubiéramos visto el día anterior. Y la segunda ya tuvo más relevancia, puesto que fue en el parador de La Leona.

Estábamos un poco lejos de casa



El cartel de la Leona


El hotel es Patrimonio Histórico y Cultural de la Provincia de Santa Cruz, entre otras cosas, porque acogió a personajes como Butch Cassidy. Fuera de conocer la historia y comprobar que el viento iba arreciando, nos sirvió para desayunar.


A partir de aquí el tiempo se empezó a complicar. Llegamos al El Chaltén, que es la capital mundial del Trekking, y ya llovía. Según nos íbamos aproximando, vimos el final del Glaciar Viedma, y deberíamos haber visto el cerro Fitz Roy...pero el día lo hacía imposible.

El final del Glaciar Viedma

El cartelito de bienvenida de El Chaltén

Nos adentramos en el Parque Nacional de los Glaciares, camino de tierra, con lo que la velocidad disminuyó bastante y el traqueteo del microbús invitaba a echar una cabezadita. Hicimos una parada y la cosa prometía, creo que era la cascada Margarita que, con el día que hacía, y el paraje en el que se encontraba, parecía que estábamos en Parque Jurásico.

El salto Margarita (creo que se llamaba así)

Pero ya está....lo bueno duró poco...de repente el conductor me dice que le habían avisado de que más adelante la carretera estaba cortada. Para qué engañarnos, no le creí. Pero sí, unos 15 minutos después de reiniciar la marcha, la lluvia y el fuerte viento habían derribado un árbol que había caído justo en el único puente por el que se podía pasar....

Se frustró la excursión. 5 horas llevábamos para nada. Nos dimos la vuelta, paramos en el Salto del Chorrillo, otra cascada bonita, pero bueno, la verdad es que de esas las hay a patadas en mi pueblo jejeje, y paramos en el Chaltén a buscar alternativas. Nos propusieron hacer una ruta senderista de apenas 50 min ida y 50 vuelta...al menos nos serviría para aprovechar el tiempo....pero la gente, vaga por naturaleza, no estaba muy por la labor, así que malcomimos en la estación e iniciamos el viaje de vuelta, con parada nuevamente en La Leona.

El Salto el Chorrillo


Un carromato (la bandera refleja la "brisa" de aquel día

Básicamente nos metimos una excursión de 12 horas de autobús, sin más. Al menos nos devolvieron el importe de la navegación por el Lago Viedma que habríamos hecho de no caerse el árbol.

Llegamos a Calafate sobre las 6, fuimos a por la devolución y dimos una vuelta. Nos pilló un buen chaparrón, una manada de perros se acercaba peligrosamente y nos hicieron darnos la vuelta y nos fuimos un ratejo al hotel a descansar, para salir a dar una vuelta y hacer uso de la cena de cortesía que nos dieron por el cambio de hotel. Y la verdad es que estaba muyyyy rica, lo mejor del día sin duda.

Otro carromato en el Calafate
Al día siguiente tocaría la marcha hacía Iguazú, sería un día duro, de mucho avión.